No sólo la concentración de la propiedad de los medios de comunicación amenaza la libertad de expresión en Latinoamérica, advierten expertos. ¿Hay esperanzas de un mejor futuro para la región?
El caso de Cuba, donde “los medios de comunicación son un monopolio en manos del Estado”, centró las exposiciones de la 71 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que concluye este martes (en Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos.
Los expertos destacaron además la situación en México, con “una gravísima crisis en materia de derechos humanos”; Venezuela, con el “hostigamiento permanente de los pocos medios independientes que quedan”; Argentina, con la “sanción de leyes específicas para desarticular medios críticos y favorecer voces oficialistas”, junto al uso (también frecuente en Bolivia) de “publicidad que paga el Estado para castigar a medios críticos e independientes”; Ecuador, con una “profundización en el camino del autoritarismo” y ventas de medios a “empresarios amigos del poder” (“técnica” que se repite en Nicaragua y Guatemala).
Preocupación generaron asimismo dos citaciones para interrogatorios, cursadas a periodistas y medios de comunicación por el Departamento de Estado de EE.UU. en 2014, así como acusaciones de “presunta interferencia y violación de la propiedad” relacionadas con dos periodistas que cubrieron los disturbios por la muerte del joven afroamericano Michael Brown en Ferguson, Misouri.
Consternación, sin dudas, dejaron las cifras mensuales de periodistas asesinados en la región, que ascienden a 11 entre marzo y septiembre de 2015: 3 en Brasil y México respectivamente, 2 en Guatemala y 1 en Colombia, Honduras y República Dominicana respectivamente. ¿Cómo evalúan la situación de la región otras organizaciones defensoras de la libertad de expresión? DW consultó al Despacho para América Latina de Reporteros sin Fronteras (RSF) y al Centro PEN Alemania.
México, “el más peligroso”
“Cuando se habla de amenaza a la libertad de palabra se piensa sobre todo en la presión de Estados −como en el caso de Cuba− que restringen, persiguen, encarcelan sistemática y deliberadamente a periodistas, adoptan leyes que dificultan el trabajo”, comenta a DW Sascha Feuchert, vicepresidente del Centro PEN Alemania y encargado de su Comité de Escritores en Prisión.
“Nuestro foco de atención en el continente americano está, sin embargo, en estos momentos sobre México, que sigue siendo el país más peligroso para escritores y periodistas en todo el mundo”, aclara Feuchert. Al menos 80 asesinatos ha contabilizado el centro en los últimos diez años, en un país donde “el crimen organizado y su nefasta conexión con el Gobierno pone a muchos periodistas en peligro”.
Ofreciendo becas para Escritores en el Exilio, como la otorgada durante dos años a la periodista mexicana Ana Lilia Pérez, haciendo trabajo de cabildeo en eventos y ante organizaciones y autoridades locales, mostrando solidaridad con los colegas en cartas y comunicados, llamando públicamente la atención sobre cada persona en peligro acogida en la “Lista de casos” de PEN Internacional, la organización intenta proteger la vida de quienes no pocas veces dependen de guardaespaldas y chalecos antibalas para sobrevivir en países como México. Además, la asociación internacional de escritores cuenta con centros PEN para la asociación y protección de colegas en Honduras y Argentina.
Costa Rica y Uruguay, “buenos ejemplos”
“Brasil, Venezuela, Ecuador, Argentina, Honduras, Colombia”, enumera Emmanuel Colombié, responsable del Despacho para América Latina de RSF, consultado por DW sobre los países más afectados por la concentración de medios en manos privadas o del Estado, según el monitoreo de su organización. Entre los efectos más nefastos de este fenómeno sobre el panorama mediático regional, Columbié cita la “pérdida de independencia de los medios de comunicación, censura, autocensura, censura previa, desinformación, conflictos de interés, y sobre todo la pérdida de calidad en las informaciones difundidas”.
Ante tan gris mapa, ¿puede hablarse en la región de países que dan buenos ejemplos de pluralidad de medios de comunicación y respeto a la libertad de expresión, con modelos normativos a seguir? “Costa Rica y Uruguay”, ilustra Colombié a DW. El experto se remite a la Clasificación Mundial de Libertad de Expresión publicada por RSF en 2015, en el que estos países −en los puestos 16 y 23 de un total de 180− ocupan los primeros lugares latinoamericanos, por encima de naciones europeas como Portugal (26), España (33), Reino Unido (34) y Francia (38), o de Estados Unidos (49).
En ninguno de los dos hubo que lamentar “asesinatos de periodistas o ciberciudadanos”. Y Costa Rica “continúa disfrutando de un nivel envidiable de libertad de información”, apunta la Clasificación; a pesar de un “preocupante caso de espionaje a periodistas destapado en enero de 2014”. Mientras, Uruguay cuenta con una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), que garantiza una “distribución más equitativa y transparente de las frecuencias audiovisuales entre los diferentes medios de comunicación: públicos, privados y comunitarios, como recomienda Reporteros sin Fronteras”.