AFP
Nigeria anunció este sábado la liberación de 82 estudiantes de secundaria secuestradas hace más de tres años por Boko Haram, como resultado de un intercambio de prisioneros con el grupo yihadista.
"Hoy otras 82 chicas de Chibok (noreste) fueron liberadas (...) a cambio de algunos presuntos miembros de Boko Haram detenidos por las autoridades", indicó la presidencia de Nigeria.
Las jóvenes, que forman parte del grupo de más de 200 estudiantes de secundaria raptadas en 2014 por los islamistas, son esperadas el domingo en Abuja, donde serán recibidas por el presidente Muhammadu Buhari.
"Tras largas negociaciones, nuestras agencias de seguridad trajeron de regreso a las chicas", agrega la presidencia, sin precisar cuántos presuntos yihadistas había liberado a cambio.
Enoch Mark, padre de dos jóvenes secuestradas, afirmó que había sido informado de la liberación: "Nos han tenido al corriente a través del movimiento Bring Back Our Girls (BBOG, que exige la liberación de las estudiantes desde su secuestro) y de un oficial del Estado de Borno. Es una excelente noticia para nosotros", declaró Mark.
BBOG afirmó el sábado en un comunicado publicado en Twitter que "las expectativas son grandes. Nos alegra oír de manera oficial que esta noticia está confirmada y es cierta".
El viernes, las embajadas británica y estadounidense afirmaron que habían recibido un informe en el que se estipulaba que Boko Haram planeaba un secuestro de nacionales extranjeros "a lo largo del eje Banki-Kumshe".
Las oenegés, particularmente activas en esta zona, devastada por ocho años de conflictos, tuvieron que suspender sus actividades en esa área.
Impacto mundial
A mediados de abril se cumplieron tres años del secuestro de las jóvenes a manos del grupo yihadista.
El 14 de abril de 2014, mientras las niñas hacían sus exámenes, 276 escolares de entre 12 y 17 años fueron secuestradas. Cincuenta y siete de ellas consiguieron escaparse justo después del rapto.
Difundido por los medios de todo el mundo, este secuestro masivo provocó una ola de indignación en la que participaron muchas celebridades mundiales a través de las redes sociales con la etiqueta #bringbackourgirls (Devuelvan nuestras chicas).
En octubre de 2016, 21 jóvenes fueron liberadas, algunas de las cuales habían dado a luz en cautividad, tras unas negociaciones entre Boko Haram y el gobierno, con la ayuda del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y de Suiza.
Otras tres fueron encontradas en los alrededores del bosque de Sambisa, de unos 1.300 km2, donde se atrincheró la facción del grupo dirigida por el escurridizo Abubakar Shekau, que esta semana reapareció en un vídeo para desmentir haber sido herido en un bombardeo aéreo como afirmaron días atrás las autoridades nigerianas.
El año pasado, el gobierno nigeriano afirmaba que se estaba negociando la liberación de 83 otras jóvenes, pero que seguían detenidas por otras facciones del grupo.
El mes pasado, el portavoz de la presidencia, Garba Shehu declaró a la BBC que las negociaciones seguían en curso, y que el CICR seguía apoyando los diálogos.
El CICR, sin embargo, no ha emitido ninguna declaración sobre este anuncio.
Secuestros masivos
Las estudiantes de Chibok se habían convertido en símbolo de las decenas de miles de personas que siguen detenidas por Boko Haram, que utiliza los secuestros en masa para reclutar combatientes.
El acceso al noreste del país, inmenso territorio fronterizo con Chad, Camerún y Niger, sigue siendo extremadamente difícil. Aunque Boko Haram ya no controla grandes sectores del mismo, los ataques y los secuestros son diarios.
"Boko Haram sigue raptando mujeres, niñas y también chicos jóvenes, niños, para hacerles pasar los peores de los suplicios: son violados, golpeados y forzados a cometer atentados suicidas", indicó el mes pasado Makmid Kamara, representante de Amnistía Internacional para Nigeria.
Unicef denunció además la detención de cientos de niños por el ejército, que los interroga sobre Boko Haram y sobre su eventual afiliación al grupo yihadista.
Desde hace ocho años, la insurrección islamista ha dejado más de 20.000 muertos y 2,6 millones de desplazados, destruyendo los medios de subsistencia de la población del noreste del país.