El duque y la duquesa de Sussex llegaron al mediodía a la sudafricana Ciudad del Cabo (sureste) con su bebé, Archie, de cuatro meses, para su primera visita oficial en familia. Lo hicieron a bordo de un avión línea comercial, tras haber sido criticados recientemente por haber efectuado viajes en jet privado.
Apenas desembarcaron, Harry y Meghan se desplazaron, sin su hijo, hasta la barriada de Nyanga, donde visitaron un taller de autodefensa para mujeres jóvenes.
La lacra de la violencia contra las mujeres causa estragos en Sudáfrica, donde cada día se registran 100 violaciones, y donde 30 mujeres fueron abatidas por sus parejas en el mes de agosto. El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, anunció la semana pasada un plan de emergencia.
"Quería asegurarme de que la primera visita en familia [...] se concentra en los desafíos importantes que tienen que enfrentar millones de sudafricanos", declaró Harry, que fue recibido en Nyanga con cánticos, bailes y pancartas donde se leían lemas como "Tengo derecho a vivir en paz" o "Unidos por los derechos de los niños".
"Para ahondar en lo que su presidente dijo la semana pasada, ningún hombre ha nacido para herir a las mujeres [...] ese ciclo debe romperse", añadió.
"Se trata de redefinir la masculinidad [...] El cambio llega", consideró el príncipe, que vestía camisa de lino celeste con un pantalón gris y zapatillas de lona.
Su esposa, muy sonriente, quien lucía un vestido blanco y negro, sostuvo que "el derecho de las mujeres y las jóvenes" es una de las causas que más le interesan.
"Como una hermana"
"Cuando se valoriza a las mujeres, es la comunidad entera la que florece", agregó la duquesa, una estadounidense mestiza que se presentó como "una madre, una esposa, una mujer, una mujer de color y una hermana".
Durante este viaje de diez días, el príncipe viajará también a Botsuana, Angola y Malaui; mientras que su esposa se quedará con Archie en Sudáfrica para cumplir con otros compromisos.
El príncipe Enrique y su esposa se adentrarán luego en la historia reciente del país, donde el régimen racista del apartheid cayó oficialmente en 1994.
Visitarán el museo del Distrito 6, un barrio de Ciudad del Cabo de dónde 60.000 habitantes negros fueron expulsados en los años 70 y relegados en "barriadas".
El momento culminante de su estadía en Ciudad del Cabo será el encuentro el miércoles con el premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, una de las personalidades ineludibles de la lucha contra el apartheid y amigo cercano del primer presidente sudafricano negro, Nelson Mandela.
A partir del jueves, el príncipe seguirá su gira por la región en solitario.
En Botsuana, donde viven un tercio de los elefantes salvajes del continente, Enrique se interesará por la protección de la fauna.
El país, famoso por sus safaris de lujo, es también un lugar querido por la joven pareja. En 2016, "logré persuadirla [a Meghan] de venir a encontrarme en Botsuana. Y acampamos bajo las estrellas", contó Harry a la BBC, cuando formalizaron su compromiso.
Como Diana
El príncipe viajará a Angola, donde seguirá los pasos de su madre Diana, que se había comprometido contra las minas antipersonales durante un viaje a ese país en 1997, meses antes de su trágico accidente automovilístico en París.
El príncipe Harry, de 35 años de edad, tiene previsto visitar un programa de retirada de minas en Huambo (centrooeste) y un hospital ortopédico.
Durante los 27 años de la guerra civil (1975-2002) se sembraron más de un millón de minas antipersonales en ese país.
Tras una entrevista con el presidente de Angola, Joao Lourenço, el 28 de septiembre, el príncipe Enrique continuará su gira por Malaui para visitar programas de salud y de lucha contra la caza furtiva.
El duque y la duquesa de Sussex concluirán su gira el 2 de octubre en Sudáfrica para encontrarse con Graça Machel, la viuda de Nelson Mandela, y con Cyril Ramaphosa.
Después de casarse en mayo de 2018, Enrique y Meghan, que habían hecho un viaje oficial al Pacífico el año pasado, mantuvieron un perfil bajo tras el nacimiento de su hijo en mayo pasado, preocupados por preservar su vida privada.