Las decenas de miles de personas que marcharon el miércoles por la Alameda contra la violencia de género, pasaron frente a La Moneda, que estaba iluminada en su frontis con una proyección gigante de la frase: "Ni Una Menos".
Esas tres palabras ya se han convertido en el lema que aglutina la causa de las mujeres que en Chile, Argentina, México y el resto de latinoamérica, luchan por la igualdad de género y el término de la violencia machista, que queda reflejado con las preocupantes cifras de mujeres brutalmente asesinadas año a año.
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Pero, ¿de dónde nació la consigna que hoy por hoy es escrita en distintas partes del mundo en contra de los femicidios?
Susana Chávez fue la poeta y activista mexicana por los derechos humanos que en 1995 utilizó la frase "Ni una menos, ni una muerta más" para salir a gritar contra la violencia de género en las calles de Ciudad de Juárez, Chihuahua, considerada entonces la población más violenta de ese país.
Sin saberlo, la defensora de los derechos de la mujer había creado la frase que pocos años después aunaría al mundo en la lucha contra los femicidos.
Desde su blog "Primera Tormenta" -que aún está disponible-, la activista denunciaba los sistemáticos casos de mujeres asesinadas en Ciudad de Juárez (más de 700 casos entre 1993 y 2011) que quedaban en el aire, sin responsables y muchas veces sin siquiera cuerpos que enterrar.
Como resultado de su lucha logró que la Corte Interamericana de Derechos Humanos apuntara al Estado de México como uno de los principales culpables de estos hechos.
Chávez se unió al movimiento "Nuestras hijas de regreso a casa", fundado por los familiares y amigos de las jóvenes desaparecidas en el estado de Chihuahua.
Sin embargo, tras más de 10 años en la primera línea de la lucha, Chávez fue víctima del mismo crimen contra el que combatía.
El 6 de enero de 2011 Susana Chávez, con 36 años, fue asesinada por tres jóvenes de 17 años. La violaron, le mutilaron la mano izquierda (una forma de simular que fue ejecutado por narcos) y la asfixiaron con una bolsa en la cabeza, dejándola abandonada en el centro de la ciudad.
Su legado fue eterno: con su obra Chávez puso la alerta de las atrocidades cometidas en la Ciudad de Juárez contra las mujeres, hizo justicia a su medida y dejó el lema que uniría a diferentes partes del mundo para luchar contra su asesinato y el de otras miles de mujeres.