Miles de personas, la mayoría con hemofilia, resultaron infectadas de VIH y Hepatitis C en la década de los 70 y 80 en Reino Unido a consecuencia de tratamientos con sangre contaminada realizados por el sistema británico de salud pública, el NHS.
La muerte de más de 2.000 personas está vinculada a este escándalo sanitario que, según algunos políticos y los representantes de las víctimas, es el mayor de la historia del NHS.
Denuncian que hubo "un encubrimiento criminal a una escala industrial" y le están pidiendo a las autoridades una investigación pública para saber la verdad.
Esta misma semana el parlamentario británico Andy Burnham, ex secretario de Salud ahora en la oposición, insistió en esa petición, denunciando que en este escándalo hubo "negligencia por parte de las instituciones públicas" y "una campaña organizada para evitar que se supiera la verdad".
Tres hermanos de la misma familia
La familia Farrugia es hemofílica. Portan una condición genética que hace que su sangre no pueda coagular.
Igual que muchos de sus miembros, otros miles de personas en Reino Unido fueron tratadas en los 70 y 80 con productos de sangre contaminada.
Tony Farrugia tenía solo 14 años cuando murió su padre, Barry, que en los 70 fue contagiado de Hepatitis B y en los 80 de VIH por las transfusiones que recibió.
La enfermedad crónica de su padre hizo que acabara viviendo en familias de acogida.
Finalmente Barry Farrugia murió de sida, igual que años después lo hizo Vincent, uno de sus hermanos.
Otro, David, murió en 2012 de una hemorragia cerebral vinculada a la Hepatitis C que también contrajo por una transfusión.
Su viuda, Madeline, le dijo a la BBC que este escándalo causó "devastación" en su familia.
Madeline asegura que los médicos que recetaron el tratamiento con el agente coagulante llamado Factor VIII "jamás" le dijeron a los pacientes que había riesgo de contaminación.
La familia Farrugia también sufrió las consecuencias de vivir con el estigma del sida en los años 80.
Todavía recuerdan un día en el que alguien rayó en el carro de Vincent "Aids scum", algo así como "sidoso asqueroso".
Buscando la verdad
La familia Farrugia es una de las que apoya la petición de una investigación pública sobre lo ocurrido.
"Todavía no tenemos la verdad ni han respondido a todas nuestras preguntas", dice Tony.
"El gobierno no puede aprender ninguna lección a menos que afronte lo que hizo".
En realidad ya ha habido dos investigaciones. Una era privada y no podía obligar a declarar ni a funcionarios de la salud ni a ministros. Y la otra solo consideró a víctimas escocesas y no tenía poder para obligar a declarar a testigos de Inglaterra.
No obstante un informe parlamentario en 2015 halló que en total 7.500 pacientes fueron infectados. De ellos 4.600 fueron diagnosticados con Hepatitis C y 1.200 con VIH, el virus que causa sida. Algunos, con ambos.
Estos contagios ocurrieron después de que Reino Unido importara suministros de un agente coagulante llamado Factor VIII.
Gran parte del plasma utilizado para crear Facto VIII vino de donantes que estaban en prisión y vendían su sangre.
En 2015 el entonces primer ministro, el conservador David Cameron, les pidió disculpas a los miles de víctimas por el escándalo.
Pero la Sociedad de la Hemofilia, así como algunos políticos y activistas, insisten en que se haga una investigación pública amplia sobre el escándalo, algo que hasta ahora el gobierno ha descartado.
El parlamentario opositor Andy Burnham dice además que hay evidencias de que los informes médicos de muchas víctimas fueron falsificados para ocultar los contagios.
Y asegura tener una carta de 1975 del centro médico de la Universidad de Stanford, en EE.UU., que advertía que la sangre provenía "en un 100% de escoria social".
Una mayor compensación
Las víctimas y sus familias también están preocupadas por la situación económica en la que se quedarán.
Según una reciente propuesta del gobierno, la viuda o viudo de un hemofílico que murió de Sida en Inglaterra recibirá una cantidad única de unos US$12.800.
Mientras que en Escocia reciben un sueldo vitalicio de unos US$35.500 al año.
Pero el gobierno dice que desde 2015 ya ha duplicado la cantidad que les da a los afectados.
"Esto ya es significativamente más de lo que cualquier gobierno previo le ha dado a los afectados por esta tragedia", dijo un portavoz del Departamento de Salud británico.