El secretario general de la ONU, António Guterres, ha solicitado este jueves (16.02.2023) a la comunidad internacional financiar un fondo humanitario urgente de 1.000 millones de dólares para ayudar a Turquía tras el terremoto y ha criticado que los problemas se aborden cuando ya es tarde.
El fondo urgente busca asistir los próximos tres meses a 5,2 millones de personas, permitiendo a varias organizaciones sobre el terreno ampliar la escala de los trabajos dirigidos por el Gobierno turco en cuanto a comida, protección, educación, agua y refugio, indica un comunicado.
En la rueda de prensa diaria de la ONU, el portavoz Stéphane Dujarric ha comentado que la iniciativa está centrada en Turquía tras hacer consultas con su Gobierno, y la ha justificado explicando que el país vecino afectado por el terremoto, Siria, ya tiene una comunidad humanitaria "establecida".
El portavoz, ante las críticas por la lentitud en la ayuda, ha admitido que el sistema humanitario de Naciones Unidas está "forzado hasta el límite" y ha criticado que muchos de los problemas que alivian "se podrían tratar de antemano", pero se dejan de lado hasta que llega la emergencia a "la puerta de la ONU" y se "necesita mucho más dinero".
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Este jueves, ha dicho, se están utilizando dos de los tres pasos entre Turquía y Siria para que 22 camiones cargados con comida lleguen a las familias afectadas, pero ha indicado que los propios trabajadores se han visto afectados por la catástrofe.
"Todo el mundo se ha levantado, se ha sacudido el polvo e ido a trabajar, pero todo lleva tiempo, de manera frustrante, y nuestro combustible es el dinero: necesitamos ese dinero", ha reiterado.
La ONU exhorta a los Estados miembros a financiar el fondo destinado a "una de los mayores desastres naturales de nuestro tiempo" y recuerda que Turquía acoge al mayor número de refugiados del mundo y ha "sido generoso durante años con sus vecinos sirios". Más de 9 millones de personas en Turquía se han visto impactadas directamente por el terremoto, entre ellas 1,74 millones de refugiados que viven en las 11 provincias que sufrieron los sismos.