La "maldición" con la que viven los astronautas que llegaron a la luna
En 1969, Neil Armstrong se convirtió en el primer hombre en pisar la luna con la misión de Apolo 11, en la cual consiguieron poner la bandera de Estados Unidos sobre la muerta superficie de la luna.
Las palabras por parte del astronauta quedaron inmortalizadas a través de la famosa transmisión. “Este es un pequeño paso para el hombre. Un salto gigante para la humanidad”.
En los años próximos, otras cinco misiones del programa Apolo se realizaron, mandando a astronautas a estudiar el suelo, los campos magnéticos y el viento solar. En total, fueron 24 los astronautas que viajaron a las profundidades del espacio durante el programa Apolo.
Pero un estudio publicado este jueves en “Scientific Reports” asegura que todos estos astronautas pagaron un precio.
Estos exploradores fueron los primeros humanos en estar expuestos a elevadas y continuadas dosis de radiación espacial. Y eso se tradujo en una especie de “maldición” que adquirió la forma de problemas cardiovasculares.
“Sabemos muy poco sobre los efectos de la radiación espacial sobre la salud, y en concreto sobre el sistema cardiovascular”, expuso en un comunicado Michael Delp, investigador de la Universidad Estatal de Florida y autor del estudio. “Esto nos permite vislumbrar por primera vez cuáles son los efectos adversos”.
El equipo de Delp descubrió que el 43% de los astronautas fallecidos del programa Apolo habían muerto por problemas cardiovasculares. Esta proporción de muertes es cuatro o cinco veces superior a la que hay en los astronautas que solo trabajan en la Tierra.
Para apoyar el estudio, Michael Delp también hizo experimentos con ratones, a los que expuso durante seis meses a radiaciones similares. Los ratones comenzaron a sufrir problemas en las arterias. “Estos datas muestran que la radiación del espacio profundo es peligrosa para la salud cardiovascular”, explicó el investigador.
Este estudio se agrega a las investigaciones hechas por la NASA en relación al programa Apolo, en los cuales se constató una pérdida de masa ósea y muscular en los astronautas partícipes de la misión. Se ha descubierto además, que el sistema inmune y la flora intestinal se ven afectados, y que aparecen ciertos problemas en la visión.