Hace aproximadamente cinco años, murió Stana Cerovic, mujer con 85 años que falleció virgen para conservar el apellido familiar.
Esta es una tradición de la zona rural de Montenegro, ante la falta de descendientes varones, según informó El Clarín.
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La opción de no tener relaciones sexuales, no casarse, ni tener hijos fue una promesa de Stana a su padre, para así mantener el linaje de la familia, conformada por cinco hijas mujeres y dos varones que fallecieron jóvenes.
Las Burrneshasor o "vírgenes prometidas" es el nombre de esta tradición, que no solo obliga a las mujeres a no tener relaciones, sino que también a cortarse el pelo y ocupar ropa de hombre.
Stana vivió en el poblado de Savnik este sistema patriarcal.
Sin embargo, pese a estar obligada a ciertas conductas "masculinas", la mujer contaba con privilegios que tenían solo los hombres, tal como, fumar, beber en bares, usar armas y votar.