La filtración que subió la tensión entre Gran Bretaña y la UE por el "Brexit"
Por AFP
La cena entre Theresa May y Jean Claude Juncker empezó con un par de besos en Downing Street pero, según filtraron fuentes europeas a un diario alemán, acabó poniendo de relieve la enorme distancia entre Londres y Bruselas.
Según una narración detallada del encuentro del miércoles publicada por la edición dominical del diario alemán Frankfurt Allgemeine, gracias a filtraciones de fuentes europeas, el presidente de la Comisión Europea concluyó la cena con la primera ministra británica asegurando que ahora era "diez veces más pesimista" de que la salida británica de la UE sea ordenada y basada en un acuerdo.
Juncker cifró en "más de 50%" las posibilidades de que fracasen las negociaciones de divorcio y llamó temprano, el jueves por la mañana, a la canciller alemana Angela Merkel, que se disponía a pronunciar un discurso sobre el Brexit, para alertarla de la cena.
El presidente de la Comisión Europea le dijo, según parafrasea el diario, que May "vive en otra galaxia", lo que llevó a Merkel a afirmar, en su discurso: "Tengo la impresión de que algunos en el Reino Unido todavía se hacen ilusiones".
La UE no es "un club de golf"
Los motivos del pesimismo de Juncker fueron la pretensión de May de negociar un acuerdo comercial mientras se negocia la salida, algo que sus socios europeos ven imposible.
También la intención de May de resolver la situación de los 3 millones de europeos en el Reino Unido tratándolos simplemente como al resto de los inmigrantes -la UE cree que deberían mantener ciertos derechos- y su idea de que podrán retener ciertas ventajas de la pertenencia al bloque.
La primera ministra rechazó además que Londres tenga que pagar nada por irse, pese a que la UE le reclama que salde los compromisos presupuestarios adquiridos, y Juncker le avisó de que el Reino Unido "no está abandonando un club de golf".
Finalmente, Juncker, que considera traumática la salida británica, se sorprendió del entusiasmo de May por "hacer del Brexit un éxito".
La primera ministra tildó de "cotilleos de Bruselas" lo narrado por el Frankfurt Allgemeine, pero tuvo que salir al cruce del artículo ante la lluvia de críticas de la oposición.
La filtración de los detalles de la cena pone sobre la mesa otro problema: Londres quiere que los detalles de las negociaciones no trasciendan, y Bruselas quiere luz y taquígrafos y no piensa renunciar a informar públicamente de todo.
May: "No vivo en una galaxia diferente"
"No vivo en una galaxia diferente", respondió May en una entrevista con la BBC. "Lo que esto demuestra, y lo que demuestran los comentarios que llegan de otros líderes europeos, es que habrá momentos en que las negociaciones serán duras", agregó.
Al mismo tiempo, la primera ministra advirtió que durante las tratativas demostrará la "muy difícil mujer" que puede ser.
Por ello, argumentó May, pidiendo el voto para los conservadores en las legislativas del 8 de junio, "es necesario un liderazgo fuerte y estable para llevar a cabo las negociaciones y conseguir el mejor acuerdo para el Reino Unido".
Pero el ministro alemán para Europa, Michael Roth, instó "al gobierno británico a abandonar el mito de que los británicos estarán mejor tras el Brexit".
En el frente interno, el líder del Partido Liberal Demócrata, Tim Farron, el tercer partido nacional, abiértamente proeuropeo, dijo que el encuentro "es una muestra de lo que se avecina", con "una primera ministra que es complaciente y no tiene ni idea de lo difíciles que serán las negociaciones".
Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, el primero de la oposición, acusó a May de insultar y amenzar a los europeos: si "muestras respeto, es más probable que consigas un buen acuerdo. Pero empezar con un megáfono, tomando por tonta a la gente, no es un buen punto de salida para nada".
Para los observadores, la filtración de la cena es un aviso. "Bruselas quiso enviar una advertencia clara al Reino Unido: Londres tendrá que cambiar su posición sustancialmente para alcanzar un acuerdo con los restantes 27", estimó Holger Schmieding, economista jefe del Berenberg Bank.