"La epidemia del zika no acabó", advierte experto brasileño
Carola Solé, AFP
Aunque despareció de los focos, la epidemia del zika no terminó y su control podría verse afectado por los recortes de los gastos públicos, advierte Gustavo Correa Matta, de la prestigiosa fundación de investigaciones médicas Fiocruz de Rio de Janeiro y coordinador de la Red Zika Ciencias Sociales.
Convocados por Correa Matta, los principales investigadores del virus en Brasil se reúnen el martes y el miércoles en la Fiocruz junto a familiares de niños con microcefalia para reflexionar sobre las lecciones dejadas por la epidemia que estalló en 2015 y discutir cómo enfrentar un eventual nuevo brote en el país.
La AFP conversó con el investigador sobre este virus, identificado en 1947 en una selva de Uganda y que empezó a propagarse a inicios de 2015 en el nordeste brasileño hasta convertirse rápidamente en una epidemia que se extendió de forma explosiva por toda América Latina, asociándose a numerosos nacimientos de niños con microcefalia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia mundial por el zika en febrero de 2016 -poco antes de los Juegos Olímpicos de Rio-2016- ante la propagación de esta enfermedad transmitida por el mosquito Aedes Aegypti, vector asimismo del dengue y la chicunguña, pero la levantó nueve meses más tarde.
Brasil puso fin a su alerta en mayo de 2017, al observar un descenso de los casos.
Según el Ministerio de la Salud, la tasa de mortalidad infantil en el país sudamericano subió en 2016 de 13,3/mil a 14/mil, debido en parte a la epidemia del zika, en el primer aumento de ese indicador en 26 años.
Esta fue la entrevista con Gustavo Correa Matta:
¿El zika debe seguir preocupándonos?
El zika disminuyó en términos numéricos y hoy hay pocos casos. Eso hizo que prácticamente despareciera de la prensa y de la agenda política, pero en términos simbólicos la epidemia del zika no acabó porque sus repercusiones continúan.
Necesitamos una mayor protección a las familias afectadas y resolver muchas cuestiones científicas que están sin respuesta.
¿Qué preguntas quedaron en el aire?
Por ejemplo, la forma de transmisión del zika. El mosquito Aedes Aegypti es el principal transmisor, pero también se comprobó que puede transmitirse por vía sexual. Sin embargo, no se sabe exactamente la carga viral o la capacidad de esa transmisión. Otra pregunta, sobre la transmisión vía placenta. ¿Por qué fueron mucho más severos los casos de microcefalia en el nordeste en comparación a otros estados?
¿Hay un riesgo real de una nueva epidemia de zika en Brasil?
No tenemos un histórico de la epidemia del zika como lo tenemos, por ejemplo, del dengue. No conocemos la inmuno-resistencia de la población y tampoco sabemos si quienes contrajeron zika lo pueden volver a contraer.
Muchos estudios de modelos epidemiológicos y de estadísticas apuntan a que en tres o cuatro años podría haber una nueva epidemia, o tal vez en menos tiempo. Es un ejercicio de futurología.
En el caso del dengue, que llevamos investigando hace más de 30 años, vemos que es cíclico, que tiene olas epidemiológicas cada dos o tres años. ¿Tendremos una nueva epidemia o no? ¿Cómo será su extensión? ¿Generará nuevos casos de microcefalia? Hay muchas preguntas sin resolver.
Menos recursos
¿Y Brasil estaría preparado para esa hipotética nueva epidemia?
Con el corte de recursos para la ciencia hecho por el gobierno [de Michel Temer], así como en las políticas públicas, y teniendo en cuenta los problemas de saneamiento, de agua tratada, de controles de los vectores [mosquitos], de prevención y sin un test de diagnóstico confiable... hoy no estaríamos preparados. Para eso se necesita más inversión.
¿Qué sería prioritario?
Lo básico es un buen test de diagnóstico y aún no tenemos uno confiable. Tomando en cuenta que de cada cinco casos de zika sólo uno es sintomático, nosotros no tenemos una constancia de diagnóstico que pueda demostrar si alguien contrajo zika hace mucho tiempo o poco. Por otra parte, estamos muy lejos de desarrollar una vacuna y el Síndrome Congénito de Zika no figura en la clasificación internacional de enfermedades, lo que hace que muchas familias no tengan acceso a servicios especializados.
¿Cuál es la situación de las familias con hijos con microcefalia en Brasil hoy?
Tenemos dificultades para monitorear a los niños que nacieron con microcefalia. Cerca de dos tercios de los niños que la sufren no reciben una atención especializada. No estamos recibiendo los recursos necesarios para dar asistencia a esas familias ni para investigar.