DW conversó con Philip Klinkner, profesor del Hamilton College, sobre lo que supone la victoria electoral de Trump. ¿Usted argumenta que las elecciones presidenciales estadounidenses, sin precedentes, fueron un retorno a la normalidad en un aspecto importante: la política racial. ¿Por qué?
Usted ve este patrón a lo largo de la historia estadounidense: los periodos en los que se consiguen logros igualitarios van seguidos por largos periodos de retroceso. Y la razón de ello es que Estados Unidos no está únicamente comprometido con los ideales igualitarios, sino que siempre hemos tenido una batalla entre la democracia, la libertad, la igualdad y las ideas que van en contra de la creencia en jerarquías definidas por género, raza o religión. Y tras cada periodo de avance se han presentado estos largos periodos de retroceso. Los periodos de progreso ocurrieron en tiempos de guerra, en los que hubo fuertes presiones externas y Estados Unidos necesitaba destacar sus valores liberales como la igualdad y la libertad.
¿Así que usted cree que ahora estamos entrando en un periodo de retroceso?
Sí. Ya hemos escrito sobre este fenómeno en el libro "La marcha inestable: El ascenso y descenso de la igualdad racial en Estados Unidos”. Y ahora estamos argumentando que la elección de Trump es la evidencia de esto. Y no solo la elección de Trump. Lo que yo y otros investigadores hemos hallado, es que la división política entre los demócratas y republicanos gira cada vez más en torno a temas como actitudes raciales e inmigración que en torno a diferencias económicas.
Sobre este último punto, usted argumenta que la mejor explicación sobre por qué la gente apoyó a Trump en lugar de a Clinton no radica en los temas económicos, sino en las actitudes de la gente hacia otras etnias y hacia los musulmanes. ¿Puede explicárnoslo?
Esto se basa en los sondeos hechos a principios de año cuando constaté que la economía tenía poco que ver con el apoyo a uno u otro. Realmente los factores predominantes eran temas como el racismo, los musulmanes y la cuestión de si la gente pensaba que Obama era musulmán. Los factores económicos como los niveles de ingresos o incluso el optimismo sobre la economía, tuvieron muy poca o ninguna influencia.
¿Qué significado tienen sus hallazgos para la próxima presidencia de Trump?
Creo que ya lo estamos viendo en los tipos de personas que está nombrando, como Steve Bannon, que será su asistente número dos en la Casa Blanca o Jeff Sessions, el próximo procurador general, o Michael Flynn como su posible Asesor de Seguridad Nacional. Todas estas personas tienen un largo historial de declaraciones controvertidas sobre raza, religión y musulmanes.
Los Estados Unidos no son el único país que enfrenta una oleada de populismo de derecha. ¿Usted cree que las tendencias que detectó en Estados Unidos son aplicables en cualquier otro lugar como, por ejemplo, en Europa?
Hay un repunte de partidos nacionalistas populistas que se oponen a la inmigración y que toman posturas muy controvertidas sobre etnias, religión y cosas así. No sé si es el mismo tipo de factores lo que provoca ese aumento en todos los países, pero sé que cada vez más se respaldan mutuamente.
Hemos visto el caso de Donald Trump elogiando al "brexit" y a Nigel Farage viniendo a Estados Unidos para hacer campaña por él; y también a Trump diciendo cosas buenas sobre Marine Le Pen en Francia. Esto contrasta con 40 o 50 años atrás, cuando los gobiernos y los partidos políticos en los países occidentales tenían un compromiso compartido con los valores liberales occidentales. Ahora se está yendo hacia otra dirección donde tenemos partidos nacionalistas populistas de derecha en toda Europa que no solo se están animando e inspirando unos a otros, sino que también se apoyan activamente.