La derecha nacionalista se divide un día después de su éxito electoral en Alemania
Por AFP
Un día después de un espectacular resultado en las elecciones legislativas, el partido de derecha nacionalista Alternativa para Alemania (AfD) exhibió sus divisiones, una muestra de lo que serán los debates en la cámara de diputados en un país acostumbrado al consenso.
La copresidenta del partido, Frauke Petry, causó sensación este lunes al anunciar, ante la incredulidad de los demás dirigentes del partido que la acompañaban, que había decidido no ocupar su escaño en el grupo parlamentario. Después de comunicar esta noticia, se levantó y abandonó la sala.
La responsable no precisó si será la única en renunciar al grupo parlamentario, o si se llevará con ella a parte de los 90 diputados de la AfD que entrarán en el Bundestag, después de que el partido acabara en tercer lugar en las elecciones legislativas del domingo, con el 12,6% de los votos.
Otra líder del partido, Alice Weidel, reclamó de inmediato su dimisión para que "no cause más daños" a la AfD.
La tensión era palpable en las últimas semanas. Petry había criticado las palabras de otro cabeza de fila del partido, Alexander Gauland, de 76 años, que aseguró que los alemanes tenían derecho a "estar orgullosos de la actuación de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial".
Esas declaraciones, que provocaron mucha indignación en el país, no han afectado sin embargo los resultados del partido.
'Cazar' a Merkel
El domingo por la noche, las palabras de Gauland, que dijo que su partido salía "a cazar" a la canciller Angela Merkel, también suscitaron malestar.
Petry, que estaba debilitada desde un congreso del partido en abril, llevaba semanas criticando la radicalización del movimiento que ha multiplicado las declaraciones virulentas contra los migrantes y los musulmanes.
Para ella, todos esos excesos de la AfD son un obstáculo para lograr el objetivo del partido nacido en 2013 con un programa antieuro: alcanzar un día el poder.
Petry cree que su formación corre el riesgo de asustar a su electorado menos radical, exsimpatizantes del partido conservador de Merkel, que podría operar un viraje hacia la derecha en su próxima legislatura, con el fin de recuperar a cerca de un millón de votantes que les robó la AfD el domingo.
"Vamos a luchar", prometió la canciller este lunes en rueda de prensa. "La mejor manera es solucionar los problemas que afectan a la gente cuando aparecen", añadió.
Su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), y su aliado bávaro (CSU), ganaron las elecciones, pero obtuvieron el 33% de los votos, un resultado históricamente bajo.
La canciller se considera en parte como responsable -incluso entre sus propias filas- del ascenso de la AfD, no sólo por su decisión de abrir las fronteras a cientos de miles de migrantes en 2015, sino también por su política centrista que confunde a sus simpatizantes.
"Los electores de la AfD son conservadores, incluso burgueses, sólo el 2% son verdaderos nazis", recuerda Timo Lochocki, analista político del German Marshall Fund.
"Los debates deben ser duros"
Aunque los sondeos llevaban semanas anticipándola, la entrada de la AfD en el Parlamento, el primer partido de derecha populista representado en la cámara desde el final de la Segunda Guerra Mundial, causó una gran conmoción en Alemania.
"El espectacular avance de los populistas de derecha constituye un giro histórico para la vida política alemana", acostumbrada al consenso y a los debates civilizados, y que entra en una era que se anuncia mucho más conflictiva, según el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ).
Gauland ya avisó este lunes de su intención. "Los debates deben ser duros", dijo en la misma rueda de prensa que abandonó Petry.