Estados Unidos quiere justificar a toda costa su despliegue militar contra Siria, la semana pasada. Mientras el secretario de Estado Rex Tillerson está en Rusia, donde pretende la difícil misión de convencer a Vladimir Putin deje de lado al gobierno de Damasco, en la Casa Blanca, el portavoz Sean Spicer se complicaba con un confusa asociación entre Adolf Hitler y Bashar al Assad.
Spicer quería recalcar que la alianza entre Rusia y Siria es cuestionable y para eso dijo: "Ni siquiera (Hitler) pensó usar armas químicas durante la Segunda Guerra Mundial".
El secretario de prensa fue de inmediato conminado a explicar la frase, donde continuó la confusión.
"Creo que cuando se trata de gas sarín, él (Hitler) no estaba usando el gas contra su propia población de la misma manera que Assad lo está haciendo", agregó Spicer.
El líder nazi empleó la cámara de gas como un instrumento dentro de su política de exterminio en contra de los judíos, las minorías y sus opositores.
Consciente de esto, el portavoz intentó una nueva justificación.
En ella, intentó hacer la diferencia entre el gobernante sirio y Hitler: "El modo en que Al Assad las usa (las armas químicas), al ir a pueblos y lanzarlas en medio de inocentes en esas localidades".
Las críticas sobre Spicer comenzaron a multiplicarse en las redes sociales, los medios de comunicación y en la clase política estadounidense, obligándolo a emitir un comunicado aclaratorio.
"De ninguna manera estaba intentando rebajar la naturaleza horrenda del Holocausto. Estaba intentando explicar la diferencia de tácticas en el uso de aviones para lanzar armas químicas en centros de población (...) Cualquier ataque sobre gente inocente es criticable e inexcusable", relató sin dejar a nadie satisfecho.