La Conferencia sobre el Clima en la recta final
La ronda final de negociaciones climáticas en París arrancó con una nueva propuesta de Laurent Fabius, pero los puntos principales siguen abiertos. Ahora, lo más importante es hallar un compromiso viable.
Primero eran 29 páginas, ahora solo son 27: “En la noche previa al final oficial de la Conferencia sobre el Clima, hemos llegado al estadio en el que se deben tomar decisiones”, dijo el presidente francés a los delegados de la conferencia de la ONU. Y la declaración de Laurent Fabius se puede interpretar claramente como una advertencia. Horas antes, Fabius tuvo que intervenir personalmente en encuentros bilaterales para convencer a algunos países de su nueva propuesta. Aunque ya se ha trabajado duro, ahora hay que dar los últimos pasos, advirtió Fabius, subrayando que nadie obtendría en este proceso todo lo que desearía.
Procedimientos estrictos
En esta fase final se trata de realizar una selección previa de los parágrafos y párrafos del acuerdo de modo tal que solo quede un resto que se aclare a través de decisiones políticas. El documento será reducido a su núcleo central para que posibilite un compromiso, y es allí donde el presidente de la conferencia no quiere hacer concesiones: a partir de la medianoche comienza una nueva ronda de negociaciones, y ya no está dispuesto a escuchar argumentos, sino solo propuestas para un consenso. Una forma clara de decirles a los ministros que, básicamente, todo está dicho. “Nuestra perspectiva es que queremos que se logre un acuerdo. Y por eso tenemos que pasar por alto algunos de nuestros deseos”. Sin embargo, los puntos clave siguen sin modificaciones: ¿A qué se comprometerán la industria y los países en desarrollo para alcanzar el objetivo climático? ¿Quién debe participar en la financiación? ¿Qué sumas se deben pagar y en qué lapsos? Y finalmente: ¿cuán concreta es la declaración para lograr los objetivos para proteger el clima del planeta frenando el calentamiento global?
Lograr un acuerdo beneficioso para todos
“Todos los componentes para conseguir un acuerdo sólido están en el proyecto de texto”, señala Christoph Bals, de la ONG alemana Germanwatch. Y añade que le parece bien que el concepto sea mucho más estricto que el anterior. Ahora todo depende, en principio, de que los ministros acepten las propuestas y la formulación de los compromisos. Para algunos habrá tragos amargos, como, por ejemplo para los países emergentes, que deberán aceptar que luego de 2020 tienen que participar en la financiación del cambio climático, una exigencia contra la que se defendieron hasta ayer, jueves, con uñas y dientes. El representante de Germanwatch no ahorra elogios para China. Según él, ese país “tomó posición y está dispuesto a asumir responsabilidades”. Ya eso significa un hito, dado que en conferencias climáticas anteriores Pekín siempre se perfiló obstaculizando las negociaciones.
Sin embargo, Christoph Bals piensa que aún hay mucho por hacer, especialmente en cuanto a los mecanismos de verificación. En ciclos de cinco años se debe comprobar cómo avanza cada país con respecto a la reducción de los gases de efecto invernadero y con las reformas económicas para lograrlo. Según el experto, no se debe perder tiempo en llevar a cabo esas verificaciones, ya que, de lo contrario, el gran objetivo de reducir el calentamiento global a menos de dos grados –en el mejor de los casos a 1,5 grados- no podrá alcanzarse.