La batalla por Mosul no terminará con expulsión del Estado Islámico
La batalla por la liberación de la ciudad iraquí de Mosul ha comenzado. El experto Renad Mansour teme que después se produzca un vacío de poder y surjan conflictos entre los integrantes de la coalición contra el EI. Deutsche Welle: La ofensiva para expulsar al grupo terrorista Estado Islámico (EI) de Mosul ha comenzado. Las tropas de la coalición antiyihadista están tomando posiciones alrededor de la segunda ciudad más grande de Irak. Sin embargo, se trata de tropas de diferente procedencia y con diferentes intereses.
Renad Mansour: Ese es un motivo de preocupación. Estas diferentes fuerzas comparten la meta de expulsar al Estado Islámico de Mosul a corto plazo. Pero a mediano y largo plazo puede haber muchos conflictos.
Algunas fuerzas están bajo el control del gobierno iraquí: tanto unidades antiterroristas bajo el mando del primer ministro como tropas que pertenecen al Ministerio de Defensa o del Interior. Hay diferentes milicias paramilitares chiitas. Además están los kurdos peshmerga del Partido Democrático del Kurdistán y de la Unión Patriótica del Kurdistán. Y finalmente también están las milicias de las diferentes tribus sunitas, que obedecen a diferentes políticos.
Estas diferentes fuerzas quieren derrotar y expulsar al EI. Sin embargo, me temo que después habrá un vacío de poder en esta ciudad de importancia estratégica. Y ese es el mayor peligro.
También hay tropas turcas estacionadas cerca de Mosul con tanques –en contra de la voluntad del gobierno de Bagdad–. ¿Qué papel juega Turquía?
Hay varias tropas extranjeras, sobre todo de Irán, Estados Unidos y Turquía. Analicemos el papel de Turquía: el presidente Erdogan todavía tiene la idea de la época de los otomanes de que Mosul es una provincia turca. Recordemos su fuerte escalada retórica contra el primer ministro iraquí, Haider al Abadi: Erdogan básicamente le negó el derecho a exigir la retirada de las tropas turcas. Turquía quiere que, tras la expulsión del EI, haya en Mosul un gobierno afín a sus intereses.
¿Qué influencia tiene realmente el gobierno iraquí sobre la situación?
Lamentablemente el Estado –el gobierno de Haider al Abadi– es muy débil. Al Abadi se enfrenta a rivales internos dentro del bando chiita, pero también a fuerzas externas, como Turquía. Atrapado entre todos esto frentes, intenta conservar su poder. En lo que respecta a Mosul, tratará de asegurar que las tropas bajo su comando sean las primera en entrar a la ciudad.
La situación es muy entreverada en Mosul, ¿qué puede pasar en el futuro?
Es muy difícil desarrollar escenarios para Mosul. Y es que no hay un plan conjunto o una visión conjunta para la ciudad. Seguramente el Estado Islámico será expulsado. Pero después habrá un vacío de poder. Habrá una lucha de poder, porque los diferentes actores tienen ideas completamente distintas de lo que debería pasar después de la liberación. En el mejor de los casos, a través de negociaciones se logrará encontrar una especie de regulación transitoria. Pero será difícil. Tal y como parece, la lucha por Mosul será larga.
Uno de los muchos problemas de Irak es que la minoría sunita se siente excluida y marginalizada. Ahora, una ciudad habitada por sunitas se ha convertido en el blanco de una ofensiva militar, que probablemente provoque un vacío de poder. ¿Qué significa esto para una posible reconciliación entre sunitas y chiitas?
Esa parece ser la cuestión central: ¿cómo ganaremos la confianza de los sunitas? Para los sunitas en la ciudad, la batalla por Mosul comenzó antes. Y es que el Estado Islámico ha empezado perseguir masivamente a personas que considera espías o colaboradores. Ya hay víctimas mortales porque el EI está paranoico y tiene miedo. Según estimaciones, la toma de Mosul provocará el éxodo de un millón de personas, sobre todo sunitas.