AFP
La justicia británica autorizó la congelación del cadáver de una adolescente que lo solicitó antes de morir de cáncer con miras a resucitar gracias a los avances de la ciencia, una primicia legal.
"Tengo sólo 14 años y no quiero morir pero sé que voy a morir", escribió la joven londinense en su demanda. "Creo que el hecho de ser criogenizada me da una oportunidad de curarme y despertarme, aunque sea en varios cientos de años".
La muchacha recurrió a la justicia para asegurarse de que su madre, que apoyaba la idea, tuviera la última palabra sobre el destino de su cadáver, o sea que, en realidad, se trataba más de un conflicto familiar que científico, porque cientos de personas, incluso británicas, han sido congeladas.
Los padres de la chica están divorciados e, inicialmente, el padre se opuso a la idea, aunque durante el proceso acabó por aceptarla.
El juez de la Alta Corte Peter Jackson dictó sentencia a favor de la muchacha tras una audiencia privada en octubre cuyo resultado acaba de hacerse público.
La joven demandante pidió que nadie envuelto en el proceso fuera identificado.
La chica estaba demasiado enferma para acudir a la Corte y murió poco después, conociendo la decisión favorable del juez, reveló su defensa. Su cadáver fue trasladado a Estados Unidos, donde existen centros dedicados a la conservación de los cuerpos con la esperanza de que la ciencia los resucite un día.
Cuando le comunicaron la decisión, el 6 de octubre, "estaba feliz", explicó su abogada, Zoe Fleetwood, a la BBC.
"Quería ver al juez, que la visitó al día siguiente. Charlamos tras el encuentro y ella lo describía como 'el señor héroe Peter Jackson'".
Preguntas de la ciencia a la ley
"No es ninguna sorpresa que esta demanda sea la primera de este tipo en llegar a la justicia en este país, y probablemente en cualquier otro", dijo el juez Jackson en su decisión.
"Es un ejemplo de las nuevas preguntas que la ciencia plantea al derecho, quizás, más que nada, al derecho de familia", añadió Jackson.
El magistrado describió el caso como una "combinación trágica" de la enfermedad de una niña y un conflicto familiar, alabando la valentía de la demandante.
La hija no había tenido contacto con el padre en los últimos ocho años de su vida, pero este expresó su inquietud por el coste y las consecuencias de su decisión.
"Aunque el tratamiento tenga éxito y la devuelva a la vida, digamos, en 200 años, podría encontrarse sin ningún familiar ni recordar nada", dijo el padre al juez antes de acabar aceptando la voluntad de la niña.
Según el diario The Times, serán los abuelos maternos los que paguen las 37.000 libras (46.000 dólares, 43.000 euros), que costará el tratamiento, que se realiza en Estados Unidos por una institución sin ánimo de lucro, el Instituto de Criogenización, en Michigan (norte).
Sin garantías de éxito
Esta organización confirmó haber recibido, el 25 de octubre el cuerpo, que se mantendrá a 196º bajo cero a la espera de una eventual resucitación, tras haber sometido a un proceso que incluye la inyección de un anticongelante.
El instituto fue creado en 1976 por el profesor de física estadounidense Robert Ettinger, considerado el padre de la criogenización, que fue él mismo congelado a su muerte en 2011, a los 92 años.
Ettinger desarrolló la tesis según la cual "es posible conservar el cadáver indefinidamente" de modo que un día "la ciencia médica pueda reparar los daños causados por la enfermedad y la criogenización".
El Instituto, que cuenta con un centenar de cadáveres, aclara que no puede garantizar el éxito del tratamiento.