AFP
¿A quién escucha realmente Donald Trump? Desde que el magnate inmobiliario irrumpió en la arena política, sus hijos Eric, Donald Jr. e Ivanka están omnipresentes, aunque su cerrado clan familiar también incluye a su yerno, Jared Kushner, con creciente influencia.
Durante el primer encuentro entre Trump y Barack Obama en la Casa Blanca, las imágenes tomadas de lejos y en pocos segundos dijeron bastante sobre el lugar que ocupa el telegénico Jared, de 35 años, marido de Ivanka y desarrollador inmobiliario como su suegro.
Se lo ve caminando en los jardines de la residencia oficial del presidente estadounidense junto al jefe de gabinete de Obama, Denis McDonough.
El único título que ostenta Kushner, al igual que los tres hijos de Trump, es el de figurar en el equipo de transición que prepara la llegada del nuevo presidente a la Casa Blanca.
Pero es él, según los medios estadounidenses, quien movió los hilos para alejar a Trump del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, uno de sus consejeros más cercanos, así como de otras dos personas de su círculo.
Todo ello porque Christie, durante mucho tiempo fiscal general de Nueva Jersey, procesó por evasión fiscal y manipulación de testigos al padre de Jared, con mucha influencia en ese estado y contribuyente de las campañas demócratas.
Esa detención fue un descenso al infierno para el joven, recién egresado de Harvard y estudiante de MBA en la universidad de Nueva York, según The New Yorker.
¿Nuevo Rasputín?
¿Acaso Kushner es el "Rasputín" de los tiempos modernos, susurrando al oído del principiante político Trump, como el ruso lo hacía con el zar Nicolás II? Eso es lo que sugiere la revista Vanity Fair.
Para Jeanne Zaino, profesora de ciencias políticas en el Iona College de Nueva York, Jared Kushner logró ganarse la confianza de su suegro con su lealtad y "trabajando duro durante la campaña", aunque él se mantiene como un hombre detrás de la escena.
A diferencia de su esposa Ivanka, "no se expresa nunca públicamente y no lo vemos en las redes sociales. Tenemos la impresión que está más cómodo cuando trabaja puertas adentro", dice.
Kushner es quien habría escrito algunos discursos clave del candidato Trump, y quien habría empujado la salida de su primer director de campaña Corey Lewandowski en junio pasado.
Según una investigación de la revista BusinessWeek, Jared Kushner, que compró hace diez años el diario en ese entonces elitista The New York Observer, también jugó un papel clave en promover la campaña de Trump en las redes sociales, lo que permitió esquivar la hostilidad de los grandes medios.
Después de sacar a flote las cuentas de The New York Observer, llevando al diario a la era digital, habría contratado a Brad Parscale, un texano especialista en marketing online que con su equipo logró no sólo movilizar a los fans de Trump sino también desalentar a los electores potenciales de Hillary Clinton.
Kushner comparte además con su suegro haber transformado la próspera empresa familiar invirtiendo en Manhattan.
Proyecto de televisión
Su lealtad hacia Trump es aún más asombrosa si se piensa que este yerno viene de una familia judía ortodoxa cercana a los demócratas.
La alarma de la comunidad judía sonó en julio pasado ante un tuit con tufo antisemita, y retomado por sitios nazis, que mostraba a Hillary Clinton con fondo de billete y una estrella de seis puntas.
En ese entonces, algunos de sus amigos se preguntaron si Jared no rompería con la campaña, él que siempre vivió en la tradición judía e incluso dio por terminada una primera relación con Ivanka porque no era judía (finalmente logró convertirla al judaísmo).
Pero Jared decidió defender a su suegro con un editorial publicado en The New York Observer en el que evoca a su familia sobreviviente del Holocausto para asegurar que Trump no es "antisemita, ni racista".
¿Qué hará Kushner frente a su rápido ascenso en el mundo político? El presidente electo ya habría pedido que Jared tenga derecho a asistir a las sesiones informativas diarias, un dato que los medios confirman y que Trump desmiente.
Jared podría tentarse y ampliar su impronta en el universo mediático. Amigo del magnate australiano Rupert Murdoch, antes de la elección quería lanzar un canal de televisión. "Sería como tener un canal de televisión estatal", ironizó The Washington Post.