La leyenda de la protección ambiental manifestó en la Cumbre del Clima de París la necesidad de apoyar a indígenas como método en la lucha por el medio ambiente. Sostiene que solo así se podrá salvaguardar la selva.
Jane Goodall camina encorvada y habla en voz baja. A pesar de tener 81 años, Goodall sigue hasta hoy su lucha por el medio ambiente, viajando por el mundo unos 300 días al año. Ahora se encuentra en la Cumbre del Clima de París (COP21) abogando por la protección forestal.
“Acá en la cumbre esperamos que nuestros políticos tomen una decisión inteligente, que se llegue a un acuerdo que obligue a reducir las emisiones y a proteger los bosques y océanos. Si lo que se decide acá no se pone en práctica, no servirá para nada”, dijo Goodall. Según la octogenaria, para llegar a verdaderos resultados se necesita a las poblaciones locales, especialmente a las indígenas.
Las poblaciones indígenas protegen la selva
Se estima que a nivel mundial existen 400 millones de indígenas. El 80 por ciento de la biodiversidad mundial se encuentra en las zonas que ellos habitan. Debido a que estas poblaciones dependen de su entorno, el impacto ambiental en las zonas que habitan es mínimo. De ahí que Jane Goodall asegure que los indígenas nos deberían servir de buen ejemplo.
A la COP21 asisten grupos de todo el mundo. Uno de ellos es la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA). El director de la COICA en Colombia, Jorge Furagaro, aseguró que si los indígenas no estuviesen en el Amazonas, la selva estaría en peores condiciones.
Furagaro reúne recursos financieros para que poblaciones indígenas lleven a cabo proyectos de reforestación y vigilen ellos mismos sus zonas forestales.
Los indígenas también necesitan respaldo
Los indígenas no solo son discriminados o desplazados de sus tierras, sino también fuertemente afectados por los efectos que ha tenido el cambio climático sobre la selva. “Nosotros no dependemos del monocultivo. Nosotros dependemos de lo que la selva nos ofrece, de las plantas salvajes. Ahora en la selva no se da tanto fruto”, dijo Jorge Furagaro.
Jane Goodall conoce lo que sucede cuando poblaciones nativas sufren de hambre. En 1990, la primatóloga tuvo que presenciarlo en el Parque Nacional de Gombe (Tanzania), donde conducía su investigación desde la década de los sesenta.
“Las colinas eran áridas y aun así las personas buscaban desesperadamente cultivar verduras, ya que no había dinero con que comprarlas”, dijo Goodall. “Ese fue el momento en que me di cuenta que no era posible proteger chimpancés si las personas se encontraban en tal estado de pobreza”, añadió.
“La selva, los monos, el clima, los nativos; todos dependen el uno del otro. No hay que pensar solo en la próxima cumbre, sino también en las futuras generaciones. Todas las decisiones deben ser tomadas teniendo en cuenta como estas influirán a las futuras generaciones. Debemos dejar de ver al dinero como nuestro Dios”, expresó la científica ante la cumbre.
Goodall posee una gran admiración por las poblaciones indígenas en el mundo. Entiende sus problemáticas, la discriminación a la que son sometidas y lo mucho que estas podrían ayudar a mejorar el medio ambiente. Al final se despidió con una promesa: “Yo viajo 300 días al año. Llevaré su mensaje a todo el mundo”.