Irán y las grandes potencias lograron concluir un acuerdo este martes sobre el programa nuclear iraní, según una fuente diplomática.
"El acuerdo está concluido", indicó esta fuente a la AFP, al término de 21 meses de negociaciones y de una ronda final de 17 días de intensas discusiones en Viena para saldar el espinoso tema que envenena las relaciones internacionales desde hace doce años.
Una reunión "plenaria final" está prevista para hoy en la sede de la ONU en Viena, seguida de una rueda de prensa.
Los responsables diplomáticos de Irán y el 5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, china más Alemania) negociaban desde hace 17 días en el palacio de Coburg de la capital austriaca.
El objetivo del acuerdo es garantizar que el programa nuclear iraní tenga un carácter no militar, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que asfixian la economía del país.
El texto, que autoriza a Teherán a continuar con su programa nuclear civil, abre la vía a una normalización de la presencia de Irán en la escena internacional.
El lunes a medianoche, la actividad diplomática seguía siendo intensa. Los ministros de las grandes potencias participaban en una reunión plenaria, justo después de una conversación entre el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, y su homólogo ruso, Serguei Lavrov. Aún a esa hora había "puntos de desacuerdo", según el portavoz del presidente norteamericano Barack Obama.
Desde hace dos días, todos los actores aseguraban que el texto está casi cerrado, aunque aún debían tomarse "decisiones políticas" para resolver dos o tres puntos de desencuentro, declaran al unísono.
Mientras estadounidenses e iraníes se mostraban dispuestos a continuar con las negociaciones todo el tiempo necesario, Pekín instó el lunes a poner fin a las tergiversaciones.
"No hay acuerdo perfecto", recordó el ministro de Exteriores chino, Wang Yi. "Las condiciones ya están dadas para alcanzar un buen acuerdo" y "no puede y no debe haber nuevos atrasos", añadió.
Si se confirma oficialmente, el acuerdo oficial se ha hecho esperar: previsto inicialmente para el 30 de junio, la fecha límite se ha prolongado en varias ocasiones, dada la importancia de lo que estaba en juego.
Festejos
Irán está acusado de haber puesto en marcha hasta 2003, e incluso hasta más tarde, un programa nuclear militar, pero presentado como un programa civil. Teherán siempre lo ha negado.
Desde hace una decena de años, Estados Unidos, la Unión Europea y Naciones Unidas imponen sanciones a la República Islámica para forzarla a negociar.
En este contexto, las negociaciones comenzaron realmente en 2013, tras la elección del presidente iraní, Hasan Rohani, con la promesa de un levantamiento de las sanciones.
En abril, los negociadores alcanzaron un acuerdo-marco en Lausana (Suiza), que fijó las grandes líneas del texto final.
Iniciadas en septiembre de 2013, las negociaciones entraron en su fase final el 27 de junio con el objetivo inicial de sellar un acuerdo definitivo en tres días, pero el plazo del 30 de junio ha sido postergado tres veces, la última hasta el lunes 13 de julio.
El presidente Rohani, que comparó el domingo a los negociadores con alpinistas muy cerca de la cima, debe dirigirse a la nación por la televisión pública una vez oficializado el acuerdo, aunque de momento, no se ha confirmado ni la fecha ni la hora.
Como muestra de que el epílogo se vislumbraba ya, el ministro iraní de Interior pidió a las autoridades locales que preparen un escenario de festejos en las calles.
Oposición
Las discusiones se han alargado a causa de las divergencias sobre la duración del acuerdo, el ritmo del levantamiento de las sanciones o el acceso a los enclaves militares iraníes.
Entre los puntos de desacuerdo, también se encuentra el levantamiento de las restricciones sobre las armas, que Teherán, apoyado por Moscú, exige que sea inmediato.
Los occidentales consideran delicada esta demanda por la implicación iraní en varios conflictos, sobre todo en Siria, Irak o Yemen.
Los vecinos de Irán, especialmente Israel y las potencias sunitas, se oponen a que el acuerdo permita normalizar la presencia de Irán en la escena internacional.
En Estados Unidos, donde la toma de rehenes en la embajada estadounidense de Teherán en 1980 permanece viva en la memoria colectiva, un eventual acuerdo también se enfrenta a una fuerte oposición.