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Irán: ¿demasiado pronto para celebrar el acuerdo sobre el programa nuclear?

Irán: ¿demasiado pronto para celebrar el acuerdo sobre el programa nuclear?
T13
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Recientemente se anunció un acuerdo sobre el futuro del programa nuclear iraní entre seis potencias mundiales y Teherán. Que un pacto final se concrete, depende ahora del congreso estadounidense.

Festejos en las calles de Teherán y apretones de manos y felicitaciones en los círculos diplomáticos.
Esas fueron las escenas que siguieron al anuncio de un acuerdo marco sobre el futuro del programa nuclear iraní entre seis potencias mundiales y Teherán, luego de maratónicas jornadas de negociación en Suiza.

Se trataba de un momento significativo en la turbulenta historia de los esfuerzos para tratar de contener el programa nuclear de Teherán.

Y pese a que las opiniones estaban fuertemente divididas sobre la idoniedad de negociar con el gobierno de Teherán, los expertos en control armamentístico coinciden mayoritariamente en señalar que la diplomacia ha dado resultados.

Según el acuerdo marco, Irán reducirá su capacidad de enriquecimiento de uranio a cambio de un gradual retiro de las sanciones.

Sin embargo, no está todo definido.

Lo que se acordó el jueves en Suiza fue sólo el marco y aún hay que trabajar los aspectos específicos, lo que significa que quedan semanas de duras negociaciones por delante.

Así que parece que aún no es tiempo para la euforia.

¿Puede Washington sabotearlo?

Mientras en Suiza continúan los trabajos para redactar el acuerdo integral sobre el programa nuclear, que se prevé que esté listo el próximo 30 de junio, a miles de kilómetros de distancia, en Washington, se podría sabotear el trato.

La Casa Blanca se ha mostrado satisfecha con el acuerdo tentativo, pero no así los republicanos, que son mayoría en el Congreso, y siguen siendo escépticos.

Obama describió el acuerdo marco como "histórico".

Si se consigue llegar a un acuerdo antes de verano, parece claro que el mandatario estadounidense se lo apuntará como uno de sus grandes logros en política exterior.

Como apunta la corresponsal de la BBC en la Casa Blanca, Tara McKelvey, tanto el acuerdo con Irán como su legado están en juego.

Por eso, Obama deberá que superar la resistencia interna en Washington.

"Si el Congreso mata el acuerdo sin tener en cuenta los análisis de los expertos y sin ofrecer una alternativa razonable", dijo Obama tras conocerse el anuncio este jueves, "se culpará a EE.UU. del fracaso diplomático".

Las alternativas del Congreso

¿Pero puede realmente el Congreso estadounidense acabar con el acuerdo, como insinuó Obama? Aparentemente "pueden hacer muchas cosas", apunta Joseph DeThomas, un ex consejero del departamento de Estado estadounidense.

Por ejemplo, pueden celebrar audiencias en las que llamen a testigos a declarar sobre los peligros del acuerdo para "avergonzar al gobierno", explica DeThomas. Esas personas podrían testificar sobre los peligros de un acuerdo y sobre las fallas en la estrategia gubernamental.

Los miembros del Congreso también podrían negarse a asignar los fondos necesarios para que el acuerdo entre en vigor, lo que lo retrasaría e incluso podría llegar a descarrillarlo.

Pero eso no es todo. El 14 de abril, los miembros del comité de Relaciones Exteriores del Congreso prevén votar una iniciativa bipartidista que daría a los legisladores un plazo de 60 días en caso de que se alcance un acuerdo para decidir si quieren levantar las sanciones a Irán o no.

Obama ya se ha pronunciado a favor de levantar las sanciones a Teherán y ha dejado claro que, de ser aprobada, vetará la iniciativa parlamentaria.

"Incumpliría el acuerdo"

Pero aún así, los miembros del Congreso podrían optar por subir la apuesta e imponer "nuevas sanciones bastante draconianas", indica el profesor de la Universidad de Nueva York Zachary Goldman.

Sería difícil, ya que necesitarían el apoyo de dos tercios de ambas cámaras para superar un veto presidencial, lo que significa que, pese a que el Congreso está controlado por la oposición republicana, deberían sumar también votos de legisladores demócratas.

Y con la campaña para las elecciones de 2016 ya en marcha, el ambiente está cargado.

El senador de Florida Marco Rubio, uno de los nombres que suenan como posible precandidato republicano a la Casa Blanca atacó el acuerdo marco que describió como "un intento de convertir un fracaso diplomático en un éxito" y criticó el "enfoque absurdo de este gobierno con Irán".

Otro republicano cuyo nombre suena como precandidato a los comicios de 2016, el gobernador de Wisconsin Scott Walker, dijo que, de ser elegido, incumpliría cualquier eventual acuerdo con Irán, mientras que su colega, el congresista de Texas Michael McCaul advirtió que los líderes iraníes "encontrarán la posibilidad de desarrollar un arma nuclear peligrosamente a su alcance".

"Test de fidelidad" republicana

El acuerdo con Irán se ha convertido en una especie de "test de fidelidad" para los republicanos, asegura DeThomas, quien apunta que la oposición en Estados Unidos podría contrarrestar el trabajo de la Casa Blanca y los diplomáticos suizos aprobando nuevas sanciones contra Irán.

"Eso rompería el acuerdo", indica el analista. Y pese a que dice que esa opción le resultaría extraña, señala que últimamente el Congreso ha dado pasos poco usuales en relación a Irán como, por ejemplo, la invitación fuera de protocolo por parte del portavoz de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a dar un discurso en el Parlamento.

Los republicanos del Congreso también enviaron una carta a los líderes iraníes, advirtiéndoles que el próximo presidente podría ignorar las promesas hechas por el actual.

Si los congresistas consiguiesen invalidar el veto presidencial e imponer mayores sanciones, las consecuencias serían trascendentales.

"¿Qué crees que dirían las otras súperpotencias mundiales?", se pregunta DeThomas.

"Las sanciones adicionales serían destructivas", apunta por su parte Goldman. "El proceso de negociación no ha acabado".

Ni tampoco la controversia. Y aún quedan por delante meses de negociaciones y de cruce de opiniones.

 

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