Humberto de la Calle responde las dudas del pacto de paz en Colombia
Colombia, que el próximo domingo se pronunciará en las urnas sobre el acuerdo de paz sellado con las FARC, debe saber que este pacto "es el mejor posible" y no se puede renegociar, dijo el jefe del gobierno en los diálogos con esa guerrilla.
Humberto de la Calle, el abogado que encabezó la delegación del presidente Juan Manuel Santos en los conversaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fue categórico en entrevista con AFP: "Esta es la oportunidad" de dejar de matarnos "por la ideas".
"Votar 'No' creyendo que volvemos a corregir lo que queramos es una ilusión", señaló ante el plebiscito sobre el acuerdo para acabar un conflicto de medio siglo, que también ha involucrado a paramilitares y agentes del Estado, con saldo de más de 260.000 muertos.
A continuación, un resumen de la charla con este político de 70 años que no recuerda otra cosa que violencia en Colombia desde que tiene uso de razón, y que "permanentemente" pensó en sus nietos durante los cuatro años de arduas negociaciones en Cuba con la principal guerrilla de América:
¿Misión cumplida a pesar del desgaste de su salud, que le costó incluso un problema auditivo por tantos viajes en avión a La Habana?
─Siento que es misión cumplida y me siento muy contento. Pero al mismo tiempo lo que empieza es difícil. La paz no se hace por milagro. Todos tenemos que hacer esfuerzos materiales, pero también espirituales, de cambio de actitud. Lo que sigue es un desafío mayor.
¿Qué pasa si gana el 'No' el domingo?
─Quisiera que el que vote 'No' esté consciente de las consecuencias: el proceso de paz termina. No nos puede pasar lo del Brexit, que después al otro día se sorprendan. No comparto la idea de que gana el 'No' y entramos a negociar de nuevo. Esta es la oportunidad. La historia muestra que después de una ruptura, las partes regresan a sus posiciones más radicales iniciales. Votar 'No' creyendo que volvemos a corregir lo que queramos es una ilusión. Este es el mejor acuerdo posible.
¿Tiene ambiciones políticas?
─(Risas) Todo el mundo me pregunta y siempre digo que no tengo neuronas para pensar en eso. Mi tarea es encarrilar lo que sigue. Dejémoslo así por ahora.
¿Los jefes guerrilleros van a ir presos?
─Van a tener que cumplir sanciones restrictivas de la libertad si son condenados por un tribunal autónomo e independiente. Y esto ocurrirá respecto también de otros responsables. Esta solución es equilibrada porque se aplica también a los militares desviados de sus funciones constitucionales y a terceros que han fomentado la guerra. El que no acepte la jurisdicción de ese tribunal se va para la cárcel, en régimen ordinario, 20 años, intramural. Pero quien actúe de buena fe, cuente la verdad, repare a las víctimas, tiene una pena alternativa.
¿Y quien tenga una pena podrá ocupar un cargo electivo igual?
─Eso tendrá que ser resuelto por el tribunal pero nuestra posición es la mayor participación política de las FARC. Un antiguo político decía que es preferible que dejen de echar bala y se vayan a echar lengua en el Congreso. La base de esto es que no nos matemos por las ideas. De eso se trata.
Su contraparte de las FARC, Iván Márquez, lloró cuando declaró el fin de la guerra. ¿Usted?
─No lloré, pero la visita de las victimas a La Habana fue extraordinariamente conmovedora.
Su famoso pesimismo...
─(Risas) En este momento estoy ilusionado, creo que vamos bien. Si el 'Sí' gana,Colombia toma una ruta razonable. Mi escepticismo es que no quiero pensar con el deseo. Quiero ser realista. Cuando la gente está en un baile, no ve las otras parejas. Pero si se sube al balcón ve el baile abajo y eso es lo que yo suelo hacer. El primer recuerdo de mi vida es en medio de la violencia. Es un niño que cuando adquiere uso de razón ve violencia. Así llevamos años de mi generación para abajo. No es retórica decir que queremos un país mejor para los niños.
¿Pensó en sus nietos al negociar?
─Permanentemente.
¿Alguna vez tuvo el síndrome de Estocolmo?
─No, por las noches siempre me ejercitaba delante de un espejo, me daba palmadas en la cara y decía: 'No olvides de qué se trata y con quién estás hablando'. Logré entender mejor a las FARC, también logré comprender mejor aColombia. Yo he crecido también espirtualmente, pero no para usar los zapatos de las FARC. Tengo unas ideas completamente distintas y seguiremos siendo antagónicos en la vida política.
¿Qué piensa del presidente Santos?
─Tuvo el gran liderazgo y la valentía del cambiar el rumbo y de llamar a un plebiscito. Decir 'Yo negocio, pero los colombianos deciden' tiene mucho valor.
¿Y el líder de las FARC, 'Timochenko'?
─Muestra una personalidad serena. No lo conocí demasiado, pero si uno se lo encuentra en la calle no pensaría que es el jefe de esa organización.