Perú amaneció el martes con una situación inédita: una flamante opositora, la vicepresidenta Marisol Espinoza, quedará encargada de la presidencia hasta el viernes mientras dure la visita oficial a Cuba del mandatario Ollanta Humala.
Espinoza se distanció del gobierno en septiembre de 2015 tras renunciar al partido oficialista por discrepancias, pero se mantuvo como primera vicepresidenta. Esa situación obliga por ley a Humala a designarla en su reemplazo cada vez que se ausente del país.
La gaceta oficial publicó este martes la resolución suprema donde se dispone que asuma el despacho presidencial entre el 16 y 19 de febrero, en tanto dure la ausencia de Humala en La Habana.
La vicepresidenta peruana anunció en enero su incorporación a Alianza para el Progreso en apoyo a la candidatura del millonario empresario emergente César Acuña, y será candidata de ese partido en las legislativas del 10 de abril. Acuña está en el ojo de una tormenta acusado de haber plagiado su tesis doctoral en la universidad Complutense de Madrid y de apropiarse de la autoría de un libro escrito por su maestro.
La situación dejó en evidencia la mala relación del presidente peruano con los dos vicepresidentes con los que fue electo en julio de 2011. Uno de ellos, Omar Chehade, renunció en enero de 2012 al estar envuelto en un escándalo de corrupción.
