La Fiscalía de Berlín acusó formalmente a exguardia nazi, identificado como Hans H., de 95 años, por complicidad en la muerte de 36.000 confinados en el campo de concentración nazi de Mauthausen, Austria.
El imputado sirvió en ese campo como miembro de la Compañía de Asalto número 16 de las SS hitlerianas entre verano de 1944 y primavera de 1945, periodo en que se estima murieron en ese lugar el mencionado número de presos. Su trabajo consistía en vigilar a los presos y evitar que se fugasen, lo que implicaba disparar a muerte contra quienes lo intentaran.
La Audiencia de Berlín deberá decidir ahora si procede abrir lo que sería otro proceso dentro de la serie de juicios tardíos instruidos en los últimos años por crímenes durante el nazismo, amparados en la acusación de complicidad en el genocidio nazi.
Mauthausen, el mayor campo de concentración nazi en Austria
Mauthausen fue el mayor campo de concentración nazi del territorio austríaco y se estima que fueron asesinados unos 100.000 presos del total de 200.000 personas que fueron confinadas ahí hasta el final del Tercer Reich.
La serie de juicios celebrados en los últimos años en Alemania por crímenes del nazismo se inscribe en el precedente judicial que supuso el procesamiento del exguarda ucraniano John Demjanjuk, quien fue condenado en 2011 a cinco años de cárcel por complicidad en las muertes del campo de Sobibor, en la Polonia ocupada.
Demjajuk, quien tras la II Guerra Mundial vivió durante décadas en Estados Unidos hasta que fue extraditado a Alemania, asistió a su proceso en una camilla, no llegó a pronunciarse nunca sobre les casos que se le imputaban y murió unos meses después de escuchar sentencia en un asilo de ancianos.
Su procesamiento y condena abrió la puerta a otros juicios por complicidad en el genocidio, generalmente contra nonagenarios y con dificultades por frecuentes interrupciones por razones de salud del acusado.
Crímenes que no prescriben
El pasado marzo murió, sin haber llegado a ingresar en prisión, el llamado "contable de Auschwitz", Oskar Gröning, quien en 2015 había sido condenado a cuatro años de cárcel por complicidad en el asesinato de unos 300.000 judíos muertos en el periodo en que sirvió en el que fue el mayor campo de exterminio nazi.
Pese a las dificultades que acompañan cada uno de esos procesos, incluido para encontrar supervivientes que puedan testificar en su contra, la Justicia alemana se ciñe al principio de que el asesinato no prescribe para llevarlos adelante, independientemente de si los procesados estarán en disposición de cumplir condena.
A principios de este mes noviembre se abrió así otro proceso por complicidad en centenares de muertes contra otro exguarda de las SS de 94 años, nacido en Rumanía y quien sirvió en el campo de Stutthof, asimismo en la Polonia ocupada.