Zeta impactó este miércoles el sur de Estados Unidos convertido en huracán categoría 2 (de una escala de 5), llevando vientos peligrosos y grandes olas a Luisiana, mientras los residentes de Nueva Orleans se preparaban para posibles inundaciones.
El huracán se debilitó al moverse hacia el sureste de Misisipi pero aún cargaba vientos de hasta 145 km/h la noche del miércoles, según el Centro Nacional de Huracanes (CNH), en su boletín de las 03H00 GMT.
El centro con sede en Miami también advirtió de "inundaciones y fuertes vientos que podrían poner vidas en peligro" en zonas del sureste de Misisipi y Luisiana, un estado repetidamente golpeado por las tormentas este año.
El CNH emitió una advertencia de huracán que cubría Nueva Orleans, y la alcaldesa LaToya Cantrell llamó a los residentes a quedarse en sus casas. "No hemos salido del atolladero pero lo estamos manejando bien", dijo.
Los equipos de emergencia de Nueva Orleans advirtieron en Twitter que se habían desplomado árboles y líneas de tensión. Había fuertes vientos y lluvia en la ciudad, con cortes de electricidad en algunos vecindarios. El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, dijo en la radio que cerca de 500.000 personas estaban sin electricidad en el estado.
Las autoridades urgieron a los residentes a que evacúen las áreas vulnerables o almacenen material de emergencia o comida, agua y medicación para, al menos, tres días, y en las zonas de la costa más vulnerables se impuso el toque de queda.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprobó la declaración del estado de emergencia para Luisiana el martes por la noche, permitiendo que se liberen recursos federales, anunció la Casa Blanca.
Zeta impactó Luisiana a seis días de las elecciones presidenciales, aunque no se esperaba que afectara su desarrollo, puesto que el voto anticipado ya ha finalizado en este estado.
Nueva Orleans sigue traumatizada por Katrina
A medida que las primeras lluvias y vientos comenzaron, los residentes de Nueva Orleans se apresuraron a prepararse, asegurando sus ventanas, moviendo vehículos y barcos hacia tierras altas y, en algunos casos, apilando sacos de arena para protegerse de potenciales inundaciones.
Esta es la quinta gran tormenta que golpea Luisiana este año. El área de Nueva Orleans ha tenido que estar repetidamente en guardia, aunque hasta ahora la peor parte se la llevaron ciudades como Lake Charles, unos 320 kilómetros al oeste, cerca de la frontera con Texas.
Esta vez, sin embargo, las autoridades locales urgieron a no confiarse, debido especialmente al riesgo de vientos peligrosos y a los daños y cortes eléctricos que pueden acompañarlos.
Las inundaciones parecían una amenaza menor en esta ocasión para esta ciudad de tierras bajas, ya que la tormenta se está moviendo muy rápido, a unas 20 millas por hora.
Pese a ello, se estaban cerrando las compuertas de la ciudad y los operadores de bombas que pueden tener dificultades para impedir que el agua llegue a las calles ante una fuerte lluvia estaban listos.
Nueva Orleans sigue traumatizada por el Huracán Katrina, que inundó el 80 por ciento de la ciudad y dejó más de 1.800 muertos hace 15 años.
El huracán Zeta, que se había formado sobre el mar Caribe, tocó tierra el lunes por la noche en las cercanías de Ciudad Chemuyil, en el estado mexicano de Quintano Roo, sin dejar víctimas.
La temporada de huracanes, que aún no ha terminado, está siendo particularmente intensa este año. Debido a que se acabó la lista de nombres previstos, los meteorólogos comenzaron a identificarlos con el alfabeto griego.