Tortura, humillaciones y confesiones forzadas son prácticas habituales en el sistema judicial norcoreano, que trata a los detenidos "peor que a animales", indicó este lunes Human Rights Watch (HRW) en un informe.
La organización de defensa de los Derechos Humanos, con sede en Estados Unidos, afirma que entrevistó a decenas de exdetenidos y a responsables norcoreanos y denunció la situación en los centros de detención de Corea del Norte, donde a menudo se tortura a los arrestados.
Acusada de violación a gran escala de los Derechos Humanos, Corea del Norte es un país "cerrado" y sobre cuyo sistema judicial se sabe muy poco.
"El régimen dice que no se debe propinar palizas a los detenidos pero necesitamos confesiones durante la investigación", explicó un exoficial de policía. "Así que hay que golpearles para obtener la confesión", admitió.
Varios exdetenidos declararon que les habían obligado a permanecer arrodillados o sentados con las piernas cruzadas sin moverse durante 16 horas seguidas en algunas ocasiones, y que el más mínimo gesto comportaba un castigo.
Les golpeaban con palos, cinturones de cuero o les daban puñetazos. También les obligaban a correr alrededor del patio de prisión, hasta completar mil vueltas.
"Allí, te tratan peor que a un animal, que es en lo que acabas convirtiéndote", afirmó un exdetenido, Yoon Yougn Cheol.
Mujeres entrevistadas afirmaron que habían sido agredidas sexualmente.
Kim Sung Young, una exvendedora de unos 50 años que huyó de Corea del Norte en 2015 dijo que su investigador la había violado en un centro de detención.
Otro oficial de policía llevó a cabo tocamientos cuando la estaba interrogando, añadió, reconociendo que no había sido capaz de ponerse.
En su informe, HRW insta a Pyongyang a "cesar la tortura endémica y cruel y el trato degradante e inhumano en los centros de detención".
Además, exhorta a Corea del Sur, Estados Unidos y otros miembros de la ONU a "presionar al gobierno norcoreano".
En general, Corea del Norte asegura que respeta los Derechos Humanos y afirma que las críticas de la comunidad internacional son un campaña de difamación para "socavar el sistema socialista sagrado".