China lleva a cabo "el ataque más intenso contra el sistema global de defensa de los derechos humanos" de todos los tiempos, asegura la oenegé Human Rights Watch en su informe anual divulgado el martes, donde urge al mundo democrático a resistir su embestida.
Para mantenerse en el poder, el gobierno de Xi Jinping "ha construido un Estado de vigilancia orwelliano, altamente tecnológico, y un sofisticado sistema de censura de internet para vigilar y suprimir la crítica pública", sostiene Kenneth Roth, jefe de Human Rights Watch (HRW), en un informe de 650 páginas sobre el estado de los derechos humanos en el mundo en 2019.
"En el extranjero, utiliza su creciente poderío económico para silenciar críticos y llevar a cabo el ataque más intenso contra el sistema global de defensa de los derechos humanos desde su surgimiento a mediados del siglo XX", denuncia.
El jefe de HRW viajó a Hong Kong el domingo pasado para celebrar allí la conferencia de prensa de lanzamiento del informe.
Al llegar al aeropuerto, las autoridades chinas le prohibieron el ingreso por considerar que HRW es uno de los responsables de las revueltas callejeras que sacuden la excolonia británica desde hace más de siete meses, y la conferencia fue finalmente realizada en la Asociación de Corresponsales Extranjeros de la ONU, en la sede de la organización en Nueva York.
Un diplomático de la misión china ante la ONU, Xing Jisheng, presenció la conferencia de Roth e intervino al final para señalar que su informe "está lleno de prejuicios y mentiras", aunque no precisó cuáles.
"Fuimos muy cuidadosos y solo informamos de los hechos", le respondió Roth, exigiendo ejemplos concretos de supuestos errores.
Roth señala en el informe que China ha construido "un sistema pesadillesco" de vigilancia de 13 millones de musulmanes uigures, kazajos y otras minorías tártaras en Sinkiang, en el noroeste de China, y está creando otros similares en el resto del país.
Esta vigilancia ha resultado en la detención indefinida de más de un millón de tártaros musulmanes para su "reeducación", y ha dejado a innumerables niños "huérfanos", indica.
"Ningún otro gobierno está simultáneamente deteniendo un millón de miembros de una minoría étnica para un adoctrinamiento forzado y atacando a cualquiera que se atreva a desafiar su represión", asegura.
Bolsonaro y su "agenda anti derechos"
HRW alerta sin embargo que populistas autócratas en varias partes del mundo están demonizando a las minorías y atacando a quienes les enfrentan, sean periodistas, jueces o activistas.
Algunos de ellos, como el estadounidense Donald Trump o el brasileño Jair Bolsonaro, ponen frenos al sistema internacional de derechos humanos que China socava, denuncia Roth.
HRW condena la "agenda antiderechos" del primer año de gobierno de Bolsonaro, cuyas políticas "han implicado mayores riesgos para poblaciones vulnerables", aunque celebra que algunas fueron bloqueadas por la justicia o el Congreso.
Entre ellas menciona el proyecto de ley impulsado por Bolsonaro que permitiría evitar la prisión a policías condenados por ejecuciones extrajudiciales, así como la luz verde otorgada a redes criminales de tala de árboles en la Amazonía.
"Es por esa luz verde que estamos viendo un alza en la deforestación en la Amazonia", dijo Roth a la prensa. "El elemento clave debe ser la protección de activistas rurales, que son quienes están en la línea de frente, siendo asesinados", y son los defensores de los derechos humanos que corren más peligro en el mundo, añadió.
Sobre Venezuela, Roth consideró que el presidente Nicolás Maduro "está básicamente aislado en América Latina, salvo por Cuba", y se congratuló de que quienes lo están enfrentando son los propios países latinoamericanos nucleados en el Grupo de Lima y no Estados Unidos, "algo imprecedente" en la región.
¿Quién se anima a criticar a China?
HRW denuncia la inacción y la diplomacia complaciente frente a China, y llama a gobiernos, empresas e instituciones a unirse para denunciar a viva voz sus ataques contra los derechos humanos.
"Esta es una lección para Antonio Guterres", jefe de la ONU, aseguró Roth a periodistas tras criticar duramente al secretario general de la ONU por "no pedir públicamente que China ponga fin a la detención masiva de tártaros musulmanes", así como por no hacer todo lo posible para impulsar una investigación más a fondo del asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en 2018 en el consulado de su país en Estambul, entre otras cosas.
HRW pide que los gobernantes dejen de tratar a Pekín como "un socio respetable" y solo acepten hacer visitas de Estado "si hay verdaderos progresos en materia de derechos humanos" y se permite el acceso de investigadores de la ONU a Sinkiang.