Hong Kong quiere construir una isla artificial para ganar 1.000 hectáreas al mar, proyecto al que propone destinar el astronómico monto de 79.500 millones de dólares, anunciaron las autoridades.
La ex colonia británica y región administrativa especial de China, planea desarrollar el proyecto cerca de Lantau, la mayor isla de Hong Kong.
Con él busca dar una solución a la falta de viviendas en el territorio de siete millones de habitantes en donde el m2 es uno de los más caros del mundo. Las estimaciones cifran el programa en unos 624.000 millones de dólares hongkoneses (unos 79.500 millones de dólares).
Las autoridades explicaron el martes que esperaban poder empezar los trabajos en 2025, con el objetivo de instalar los primeros habitantes en 2032.
La isla artificial, la infraestructura más cara que se haya construido en Hong Kong, tendrá un costo cuatro veces superior al aeropuerto internacional de la ciudad, abierto en Lantau en 1998.
La factura será ampliamente superior a la de Palm Jumeirah, la célebre isla artificial de Dubai, cuyo monto estimado por la prensa asciende a unos 11.300 millones de dólares. La isla tendrá una superficie de 1.000 hectáreas y se construirían allí hasta 260.000 viviendas.
Los opositores al proyecto denuncian su costo, financiero y ambiental, sobre todo la repercusión en la vida marina. Reprochan al gobierno haber tomado la decisión sin consultar.
Con los "servicios públicos e infraestructuras de Hong Kong al borde de la ruptura", la isla "¿solucionará los problemas o va a crear una crisis más grave?", preguntó el diputado demócrata Eddie Chu en su página Facebook.
Eddie Chu estimó que la factura total podría superar los 110.000 millones de dólares.
Hong Kong también podría construir otra isla artificial de 700 hectáreas cerca de Lantau, pero no se dieron precisiones sobre este proyecto.
Lantau está unida a Hong Kong, Macao y China continental con el puente marítimo más largo del mundo. Los adversarios hongkoneses de este proyecto denunciaron un nuevo intento de Pekín por aumentar su control del territorio que tiene, en el papel, de una amplia autonomía en virtud del principio "un país, dos sistemas".
Miles de personas protestaron en las calles para denunciar la construcción de islas artificiales. Los ecologistas temen por el impacto de esas estructuras en una especie de delfines blancos de China, ya amenazada.