La activista hondureña Lesbia Janeth Urquía fue encontrada hoy (07.07.2016) sin vida con señales de haber sido atacada con un arma contundente en la cabeza, cuatro meses después del asesinato de la líder ambiental Berta Cáceres, informaron las autoridades.
De acuerdo a la policía, Urquía salió de su casa en una bicicleta para realizar sus ejercicios diarios y no regresó a su hogar, hasta que su cuerpo fue encontrado en un basurero municipal con golpes en la cabeza. Urquía residía en la ciudad de Marcala, en el occidental departamento de La Paz y era una activista del Consejo Cívico de Organizaciones Populares Indígenas de Honduras (COPINH), al que también pertenecía Cáceres.
El Copinh responsabiliza al Gobierno
En un comunicado, el Copinh responsabilizó "directamente" por el asesinato de Urquía "al Gobierno de Honduras" y "a las fuerzas militares y policiales y a todos las instituciones gubernamentales que deben cumplir con la protección de todas y todos los defensores de derechos humanos y de los bienes comunes de la naturaleza".
Urquía participaba en el Copinh "desde las protestas en contra del golpe de Estado del año 2009" y además era "activa militante en la defensa de los bienes comunes de la naturaleza y los derechos indígenas" que se oponen a la construcción de proyectos hidroeléctricos en el occidente del país, añadió el comunicado.
"La muerte de Lesbia Yaneth constituye un feminicidio político que busca callar las voces de las mujeres que con coraje y valentía defienden sus derechos en contra del sistema patriarcal, racista y capitalista, que cada vez más se acerca a la destrucción de nuestro planeta", subrayó el pronunciamiento.
