Ramiro Gonzales, de 39 años, fue condenado a muerte en Texas, Estados Unidos, por violar y matar a una joven en enero de 2001, cuando tenía 18.
Su ejecución fue programada para este miércoles. Sin embargo, pidió al gobernador aplazarla 30 días para poder donar un riñón, algo que –según sus abogados– se debe a un intento de remediar el crimen que cometió.
En una carta del 29 de junio al gobernador Greg Abbott, los abogados de Gonzales exponen al solicitar un aplazamiento que la petición del condenado de donar un órgano a un desconocido era “acorde con sus esfuerzos por expiar sus crímenes”.
De acuerdo con las autoridades, el hombre secuestró y agredió sexualmente a Bridget Townsend antes de dispararle, tras lo cual permanece en prisión desde 2006.
Según indicaron los abogados Thea Posel y Raoul Schonem al gobernador Abbott, un equipo de trasplantes de la Universidad de Texas consideró que Gonzales es un “candidato excelente” para la donación debido a su particular tipo de sangre.
“Prácticamente todo lo que queda es la cirugía para extirpar el riñón de Ramiro”, indicaron los abogados al gobernador sobre el proceso que tomaría un mes.
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“No tengo ninguna duda de que el deseo de Ramiro de ser un donante altruista de riñón no está motivado por un intento de última hora de detener o retrasar su ejecución”, añaden.
Sin embargo, el Departamento de Justicia Penal de Texas, que permitió que Gonzales fuera evaluado para la donación de órganos, rechazó su solicitud debido a la inminente fecha de ejecución.
Según confirmó un portavoz del departamento a CNN, el condenado efectivamente pidió realizar una donación de órganos antes de su ejecución, pero fue considerado no apto de acuerdo a la política de atención médica.
“Todavía quiere salvar una vida”, dijo a CNN Michael Zoosman, un clérigo judío cuya correspondencia con Gonzales marcó por primera vez el deseo del recluso de donar un riñón. “Y Texas le está negando eso”, agregó.
Acerca del crimen, en enero de 2001, cuando tenía 18 años, el condenado buscaba comprarle drogas al novio de la víctima.
Cuando Gonzales llamó al sujeto, la joven respondió el teléfono y le dijo que su pareja se encontraba en el trabajo. El hombre fue a la casa del vendedor de drogas, robó dinero y secuestró a Bridget Townsend. Luego de eso la violó y la mató en una vivienda cercana.
Tiempo después, en octubre de 2002, esperando en una cárcel del condado para ser llevado a prisión por otro asunto, Gonzales llevó a las autoridades hasta el cuerpo de la joven y acabó confesando el asesinato.
