Hezbolá anuncia que un segundo alto mando murió en el bombardeo israelí cerca de Beirut
Hezbolá anunció el sábado que un segundo mando había muerto en el bombardeo israelí de la víspera cerca de Beirut, en el que fallecieron más de 30 personas y supuso un duro revés contra el movimiento islamista libanés tras las explosiones letales en sus dispositivos de comunicación.
La ONU se declaró el viernes "muy preocupada" por la situación y llamó "a todas las partes a la desescalada inmediata" y a "mostrar la máxima moderación", en momentos en que la guerra en la Franja de Gaza se desplaza hacia Líbano.
El ataque israelí en un suburbio del sur de Beirut, bastión de Hezbolá, causó 31 muertos, incluidos tres niños, y 68 heridos, anunció el sábado el ministro libanés de Salud, Firass Abiad.
Una fuente cercana al movimiento islamista indicó que el bombardeo iba dirigido contra su fuerza de élite, la unidad Radwan, que mantenía una reunión en un sótano. El ataque mató a 16 de sus miembros.
Entre ellos figuraba Ibrahim Aqil, jefe de la unidad, así como otro alto mando de esta fuerza de élite.
Según informó el sábado Hezbolá, se trata de Ahmed Mahmud Wahbi, que dirigió hasta inicios de año las operaciones militares de la unidad de Radwan en apoyo al Hamás palestino, en guerra contra Israel en Gaza desde el 7 de octubre.
El ejército israelí había anunciado que llevó a cabo "un ataque selectivo" y "eliminando a Ibrahim Aqil, comandante de la unidad Radwan", y a otras "figuras de primer plano de la red de operaciones y la cadena de mando".
Este es el tercer bombardeo del suburbio sur de Beirut, desde el inicio de la guerra entre Israel y el Hamás palestino hace casi un año, pero los duelos de artillería entre los dos países son casi diarios desde entonces en la frontera.
En las operaciones anteriores en la zona de Beirut, atribuidas a Israel, murieron un mando militar de Hezbolá, Fuad Shukr, y un líder de Hamás, Saleh al Aruri.
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Escenas de caos
Estados Unidos ofrecía una recompensa de siete millones de dólares por información sobre Ibrahim Aqil, considerado como un "miembro principal" de la organización que reivindicó el atentado contra la embajada estadounidense en Beirut en 1983, que dejó 63 muertos.
Un fotógrafo de AFP vio el viernes en el lugar del ataque un edificio totalmente destrozado y los socorristas que evacuaban a las víctimas en medio del caos.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, denunció el ataque a una zona residencial, lo que "prueba una vez más que el enemigo israelí no tiene ninguna consideración humanitaria.
Irán condenó "una flagrante violación del derecho internacional, así como una violación de la soberanía, la integridad territorial y la seguridad nacional de Líbano".
La operación del viernes se produjo tras dos oleadas de explosiones de bíperes y walkie-talkies utilizados por miembros de Hezbolá, que entre el martes y el miércoles dejaron 37 muertos y unos 3.000 heridos en bastiones de la milicia en Líbano.
El jefe del grupo islamista, Hasan Nasralá, acusó a Israel de esas explosiones y prometió un "justo castigo".
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Sembrar el terror
Israel no comentó estos ataques, ocurridos sobre todo en la periferia sur de Beirut, así como en el sur y el este de Líbano, tres feudos de Hezbolá.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, advirtió que el derecho internacional "prohíbe" el uso de artefactos "explosivos" que parezcan objetos "inofensivos" y consideró "un crimen de guerra cometer actos de violencia destinados a sembrar el terror entre la población civil".
El ejército israelí aseguró que no tenía como objetivo aumentar las tensiones regionales. "No estamos buscando una escalada amplia en la región", declaró el portavoz militar Daniel Hagari.
Hasta ahora, los principales objetivos de Israel eran la destrucción de Hamás, en el poder en Gaza desde 2007, y el regreso de los rehenes que siguen retenidos en el territorio palestino.
La guerra en Gaza estalló tras un ataque de comandos islamistas de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
La incursión dejó 1.205 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes. Este balance incluye a los rehenes muertos o abatidos durante su cautiverio en Gaza.
De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen cautivos en Gaza, aunque 33 de ellos fueron declarados muertos por el ejército israelí.
Los bombardeos y operaciones terrestres israelíes han destruido la Franja de Gaza y provocado la muerte de al menos 41.272 palestinos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del territorio, que la ONU considera fiables.