Gobierno de Canadá pide disculpas a tres compatriotas torturados en Siria
AFP
El gobierno de Canadá pidió formalmente disculpas este viernes a tres canadienses que fueron torturados en Siria, con la supuesta participación indirecta de funcionarios canadienses.
El gobierno dijo que había llegado a un acuerdo en las demandas civiles presentadas por los tres canadienses -Abdullah Almalki, Ahmad Abu Elmaati y Muayyed Nureddin-, quienes fueron arrestados y torturados bajo custodia de los sirios después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y estuvieron presos hasta 2004.
"En nombre del gobierno de Canadá, deseamos disculparnos con el Sr. Almalki, el Sr. Abu-Elmaati y el Sr. Nureddin, y sus familias, por cualquier papel que funcionarios canadienses hayan podido jugar en relación a sus detenciones y malos tratos sufridos en el exterior y cualquier daño resultante", dijeron en un comunicado los ministros de Seguridad Pública, Ralph Goodale, y de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland.
El comunicado no menciona la naturaleza del acuerdo alcanzado.
La organización Amnistía Internacional saludó la noticia y dijo que el acuerdo incluía una compensación financiera.
Liberados en 2004 sin cargos, los tres demandaron al gobierno canadiense por daños.
En septiembre pasado, la cadena noticiosa canadiense CBC consiguió documentos exclusivos que mostraban que funcionarios canadienses habían entregado a las autoridades sirias preguntas para los interrogatorios de los tres hombres, quienes fueron torturados mientras estaban presos.
"Esperamos que los pasos dados hoy los ayuden a ellos y sus familias en sus esfuerzos de comenzar un nuevo y esperanzador capítulo en sus vidas", dijeron los ministros en el comunicado.
En un caso similar, el ingeniero en computación canadiense Maher Arar fue torturado en una prisión de Damasco en 2002, después se ser transferido allá por agentes estadounidenses basados en una advertencia canadiense.
Arar fue liberado posteriormente de cualquier sospecha por las autoridades canadienses y en enero de 2007 recibió una disculpa del entonces primer ministro canadiense Stephen Harper y una compensación del gobierno de 10 millones de dólares canadienses (7,5 millones de dólares estadounidenses).