Los moscovitas tienen un apego especial con el Metro de Moscú, que este viernes inicia su novena década al servicio de sus pasajeros.
Cuando abrió sus puertas el 15 de mayo de 1935, sus estaciones -algunas las más profundas del mundo- sirvieron como refugio a los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundia.
Desde que se estrenó, con sólo una línea y once estaciones, fue un tributo a la Unión Soviética, ya que Stalin ordenó a los arquitectos y artistas que crearan una línea subterranea que glorificara a su comunidad.
Su idea resultó en lo que es el metro hasta hoy, un verdadero palacio subterráneo con estaciones museo embellecidas con mosaicos, estatuas, bancos de mármol y galerías dentro y fuera de sus vagones.
Ahora cuenta 12 líneas, siendo uno de los transportes favoritos de sus nueve millones de pasajeros que con un sólo pasaje pueden recorrer los más de 300 kilómetros que recorre.
A continuación algunas fotos de sus estaciones: