Fin de la violencia en Colombia: ¿y ahora qué?
Con motivo de las negociaciones de paz en Colombia, el Iberoclub y la Asociación de Latinoamérica de Bonn organizaron una conferencia de expertos en en la antigua capital alemana, en la que destacó la presencia de Günther Kniess, embajador emérito de Alemania en Colombia, y Tom Koenigs, enviado especial del ministerio de Exteriores alemán para el proceso de paz. En el podio, participó también Lina Echeverri, colombiana residente en Alemania y consejera sobre sostenibilidad y desarrollo.
Víctimas en el centro
En el discurso de apertura, los organizadores aprovecharon la ocasión para hablar la importante situación en la que se encuentra Colombia de cara a conseguir por fin la paz. Para el director del Iberoclub, Claudio Zettel, desde una perspectiva panamericana sería la primera vez que el continente está “libre de guerrillas”. Y también los expertos invitados coincidieron en resaltar algunas de las características ejemplares de este proceso. Sobre todo, en lo referente a las víctimas.
El enviado especial del Gobierno alemán destacó el hecho de que, por primera vez, las víctimas participaron desde el primer momento en las negociaciones. Como elemento diferencial respecto a otros procesos de paz, Koenigs mencionó la exigencia de que los responsables participen activamente en el esclarecimiento de los crímenes cometidos reconociendo el daño causado. Algo que, como se mencionó, ni siquiera se vio en Alemania durante los juicios contra los nazis. Además, según Koenigs las víctimas no solo deberían ser el centro de las negociaciones, sino también el centro a la hora de aplicar los acuerdos alcanzados.
Un proceso largo y costoso
Sobre las reformas necesarias acordadas en La Habana, se planteó el problema de cómo financiar todo ese proceso y si la ayuda internacional bastaría realmente para cumplir los acuerdos. En especial, se hizo referencia a la reforma agraria y la indemnización de víctimas. Y sobre todo, si al final tendría que ser financiada por toda la sociedad colombiana y no por los responsables.
Como soluciones, se habló de impulsar mejoras necesarias para la construcción de una estructura de estado más efectiva y aumentar la recaudación necesaria para sostenerla. Aparte de eso, Lina Echeverri zanjó la discusión planteando si sería más barato mantener la guerra o conseguir la paz. Sobre todo, refiriéndose a los beneficios que traería la solución del conflicto en un país donde, después de muchos años invirtiendo capital público en la lucha contra la guerrilla, esos medios podrían dedicarse ahora a otras partidas como educación o construcción de infraestructuras.
Del referéndum a la reinserción
Sin embargo, para aplicar las reformas será necesario esperar a que todos los colombianos ratifiquen el acuerdo a través del referéndum del próximo 2 de octubre. Un requisito que, para los presentes, también constituye una de las características propias del proceso. Lina Echeverri lo destacó como un trámite de legitimación realmente importante para que todos los colombianos entiendan que el acuerdo es un punto de inflexión y es propiamente suyo, y no solo de las FARC o de Juan Manuel Santos.
Para terminar, los participantes dedicaron su turno a las estrategias para la reinserción de guerrilleros. Koenigs destacó que no debería ser un gran problema integrar a 10.000 personas en una sociedad de 40 millones, ya que Colombia tiene amplia experiencia en la reinserción de ex guerrilleros y paramilitares. Para conseguirlo serían necesarios programas de formación y, sobre todo, la implicación de las familias. Sin embargo, el experto calificó como más difícil la reinserción de las FARC en la vida política y las instituciones democráticas. Por su parte, Echeverri se mostró más escéptica. Sobre todo, debido a la desconfianza reinante y la dificultad de que los afectados tengan que aprender a vivir con el recuerdo. Según ella, esa será una de las partes más difíciles de este proceso que, como confirmó también Koenigs, apunta al fin de la era de la violencia guerrillera en Latinoamérica.