Yulia Tsvetkova publicó en internet dibujos de vulvas para denunciar los tabúes sobre el cuerpo femenino en Rusia, pero se expone a penas de prisión por "difusión de pornografía", una acusación utilizada contra otros activistas LGTB.
Son obras coloridas y delicadas que representan vaginas y clítoris: dibujos, bordados, esculturas... Unas creaciones que podrían costarle entre dos y seis años de prisión.
La activista, quien vive en el Extremo Oriente ruso, recibió el apoyo de la oenegé Amnistía Internacional a mediados de febrero, que denunció acusaciones "absurdas".
Para Tsvetkova esta atención es importante porque algunas personas de su entorno la consideran responsable de lo que le pasa.
La reacción de Amnistía "confirma que mi caso tenía motivaciones políticas", afirma, contactada por la AFP en la ciudad donde vive, Komsomolsk del Amur, a 8.000 km al este de Moscú.
Según ella, las autoridades están comenzando a usar acusaciones de "pornografía" contra activistas, sobre todo los de la comunidad LGTB. Es un cargo fácil de llevar ante la justicia y que acarrea largas penas de cárcel.
En comparación, la legislación rusa condena la "propaganda homosexual" contra menores, una acusación que se suele usar para prohibir las marchas gay, pero se sanciona con una pena máxima de 15 días de prisión.
En la ciudad de Khabarovsk, también en el Extremo Oriente, otro activista LGBT, Serguéi Arnautov, fue procesado en febrero por "difusión de pornografía" por películas porno de homosexuales difundidas en las redes sociales.
Si la policía "logra cerrar un caso con este motivo, lo intentarán en otras ciudades", estima Yulia Tsvetkova.
En la región de Briansk (oeste), esta calificación también se usó contra una mujer transgénero condenada en noviembre a tres años de prisión por la presunta publicación de dibujos de menores desnudos. La sentencia fue anulada en enero por un tribunal superior, que ordenó un nuevo juicio.
En Rusia, donde las autoridades se enorgullecen de defender los "valores tradicionales", la homofobia permanece latente.
Una de las enmiendas constitucionales presentadas en marzo por el presidente Vladimir Putin define el matrimonio como "una unión entre un hombre y una mujer".
"Mi vagina no es porno"
No es el único problema legal de Tsvetkova. Desde finales de 2019, ha sido procesada dos veces por "propaganda homosexual" dirigida a menores.
La primera vez fue después de un espectáculo infantil que criticaba los estereotipos de género y la segunda por haber publicado un dibujo que muestra a dos parejas del mismo sexo con niños.
La artista también dirigió un centro cultural que organiza lecturas y obras de teatro para jóvenes, pero lo tuvo que cerrar el año pasado por la presión de las autoridades.
Tsvetkova, quien pide atención psicológica para los adolescentes LGTB, afirma haber recibido amenazas de un misterioso grupo homófobo llamado "Pila" (la "sierra").
Timur Bulatov, un activista anti LGBT muy activo, presume de haber denunciado su trabajo ante la policía.
En Moscú, Tsvetkova obtuvo el apoyo de las feministas durante una manifestación organizada el 8 de marzo con motivo del día de la lucha por los derechos de las mujeres.
"Mi vagina no es pornografía", indicaba una pancarta de Nadejda Arontchik, una activista de 26 años. En su opinión el caso contra Tsvetkova está "claramente amañado".
Se desconoce cuándo empezará el juicio. Mientras tanto, la artista tiene prohibido salir de casa. Sufre de dolor de dientes, pero no puede ir al dentista.
"Mirando la tasa de condenas en Rusia, no me hago ilusiones: tengo muy pocas posibilidades", estimó.
"Pero no puedo quedarme sentada todos los días llorando por mi triste futuro. Intento creer en un milagro", expresó la joven.
