Las amargas rivalidades en Rusia que propiciaron la rebelión de los mercenarios del Grupo Wagner
Matt Murphy
BBC News
Al final, el motín de los mercenarios del Grupo Wagner en Rusia duró menos de 24 horas. Pero el cóctel tóxico de celos, rivalidad y ambición que lo originó lleva meses, si no años, preparándose.
Los personajes principales de este drama fueron Yevgeny Prigozhin, fundador y líder del grupo de mercenarios Wagner, y los jefes del enorme ejército ruso: el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov.
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Prigozhin -un exconvicto que estuvo asociado con el crimen organizado en la década de los 80 y que pasó varios años en prisión debido a eso- es en el fondo una creación del Kremlin ya que debe su enorme riqueza al presidente Vladimir Putin.
Desde que formó el Grupo Wagner en 2014, se ha convertido en una herramienta clave del deseo de Putin de volver a imponer la influencia rusa en todo el mundo.
Sus mercenarios, entre los que se cuentan muchos exmiembros de las fuerzas especiales rusas, han apoyado desde las sombras al aliado de Putin Bashar al Assad en Siria y han ayudado a reducir y reemplazar la influencia francesa en Malí.
Hasta el año pasado, Prigozhin negó incesantemente las crecientes pruebas de que controla el grupo, y presentó demandas en los tribunales británicos contra el periodista de Bellingcat, Elliot Higgins, que lo acusó de dirigir la milicia privada.
La naturaleza discutible de las operaciones de su grupo lo hizo popular con Putin y le permitió construir su propia base de poder, llegando a rivalizar en el último año con la élite militar y de seguridad que gobierna Rusia.
El jefe de las fuerzas armadas, Valery Gerasimov, y el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
Se siente cómodo con la violencia, la corrupción y la ambición, y su ascenso es un emblema del estado moderno construido por el presidente Putin en los últimos 24 años.
Este lunes, en sus primeras declaraciones tras la fugaz rebelión, Prigozhin dejó claro que la acción "no fue un golpe militar".
A pesar de su creciente poder, se ha mantenido como un extraño entre el pequeño círculo íntimo de asesores de Putin, sin miedo a criticar a los funcionarios de Moscú a quienes considera corruptos, vagos o ambas cosas.
Odio acérrimo
Y ha reservado un odio particular -cultivado durante años -hacia el jefe de las fuerzas armadas, Valery Gerasimov, y el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
A diferencia de la mayoría de los principales asesores de Putin, que tienden a ser de la ciudad natal del presidente, San Petersburgo, Shoigú nació en un pequeño pueblo en la frontera entre Rusia y Mongolia.
A pesar de liderar el ejército ruso durante más de una década, Shoigú nunca sirvió en uniforme.
Ascendió en las filas del Partido Comunista antes de convertirse en el jefe del ministerio de emergencia de Rusia en la década de los 90.
Gerasimov, la tercera figura en esta rivalidad, conoce a fondo el ejército. Se inició en la represión de una rebelión sangrienta en Chechenia en la década de los 90, y ahora es el jefe militar postsoviético con más años de servicio.
Se cree que la creciente importancia de Prigozhin en la proyección del poder ruso, y la capacidad de su grupo para robar a los mejores miembros de las fuerzas especiales del ejército ofreciendo salarios más altos, crearon tensiones entre los hombres durante varios años.
La gente de la ciudad ucraniana de Bajmut, en el epicentro de la guerra, vive desafiando el constante bombardeo ruso.
Pero es realmente después de la invasión rusa de Ucrania, y en particular después de la sangrienta lucha en Bajmut, la batalla donde es posible que miles de combatientes de Wagner murieran, cuando el odio de Prigozhin por las élites militares dejó de ser un secreto a voces.
El intento de tomar Bajmut, una pequeña ciudad ucraniana con una población de alrededor de 70.000 personas antes de la guerra, es desconcertante.
La mayoría de los expertos creen que su valor militar es muy limitado y algunos dicen que el ataque estuvo diseñado por Prigozhin para poder cantar victoria en medio de la vacilante campaña militar rusa.
El jefe de Wagner acusó frecuentemente a Shoigú y Gerasimov de "intentar constantemente atribuirse el mérito de la victoria de Wagner" en ciudades como Soledar, donde miles de soldados paramilitares, a menudo reclutados en las cárceles, murieron.
Rivalidades a fuego lento
Y a diferencia de sus rivales más burocráticos, las diatribas a menudo altisonantes de Progozhin lo convirtieron en una personalidad que llamó la atención de los medios de comunicación del mundo.
Diversos documentos filtrados sugieren que el Ministerio de Defensa ruso no sabía cómo combatir sus mensajes ni su creciente popularidad.
Pero en el Kremlin, Vladimir Putin se contentó con dejar que continuara.
Permitir que las rivalidades hiervan a fuego lento es muy del estilo del presidente Putin.
Ha permitido durante mucho tiempo que los distintos centros de poder luchen entre sí por conseguir influencia, creyendo que evitaría que una facción ganara suficiente peso como para desafiarlo directamente.
Daniel Triestman, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de California, escribió el año pasado que el sistema creado por Putin incluye "trampas" para evitar una rebelión, y señaló que los funcionarios "que tienen hombres armados a su mando no confían unos en otros como para organizar una conspiración".
El presidente ruso Vladimir Putin afirma que la situación está bajo control.
En este sistema, Wagner mantiene a raya a Shoigú, mientras que los mercenarios siguen acobardados por los militares.
En la parte superior de la pirámide se encuentra Putin, el maestro del ajedrez que mueve piezas por el tablero y mantiene el equilibrio.
Mientras tanto, Prigozhin siempre ha tenido cuidado de evitar criticar directamente al presidente, y en cambio sugirió que la letanía de fracasos de Rusia desde la invasión en febrero de 2022 se debió a que Putin fue engañado por sus comandantes.
Enfurecido
Para Putin, fue útil que el jefe de los mercenarios culpara a sus subordinados por el presunto fracaso de la campaña militar.
Se cree que el presidente ruso criticó en privado a Shoigú y Gerasimov por la lentitud de la invasión.
Pero en los últimos meses, la estrategia de Putin se ha desmoronado.
Prigozhin, cada vez más furioso por su sospecha de que los militares estaban reteniendo municiones para sus fuerzas cuando intentaba capturar Bajmut, comenzó a publicar más y más discursos desquiciados en Telegram.
En un video, con los restos de docenas de soldados de Wagner muertos rodeándolo en el fondo, se enfureció: "¡Tú, que nos estás negando municiones, escoria, te comerás las tripas en el infierno!".
"¡Shoigú! ¡Gerasimov! ¿Dónde están las municiones?... Vinieron aquí como voluntarios y murieron para que ustedes engorden en sus oficinas de caoba", gritó en otro video, aparentemente intentando chantajear a Moscú amenazando con sacar su fuerzas del frente de batalla y abandonar la lucha por Bajmut.
Yevgeny Prigozhin es el poderoso fundador del Grupo Wagner.
Según documentos de inteligencia de EE.UU. filtrados por el piloto estadounidense Jack Teixera, Prigozhin fue convocado a una reunión con Putin y Shoigú el 22 de febrero, el mismo día que publicó el video entre los cadáveres de Wagner.
"Es casi seguro que la reunión se refirió, al menos en parte, a las acusaciones públicas de Prigozhin y la tensión resultante con Shoigú", decía un documento.
Pero la cumbre parece no que no tuvo el efecto deseado.
Quitarle el control de Wagner
Muchos se preguntan sobre la facilidad con la que las tropas de Wagner avanzaron el sábado por Rusia y la forma en que se hicieron con puntos clave en su camino a Moscú.
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Mientras tanto, Shoigú estaba dando los toques finales a un plan con intención de reducir la influencia de su adversario para siempre.
El jefe de defensa ha sido criticado por su falta de servicio en el ejército, pero su conocimiento de cómo doblegar el sistema político ruso a su voluntad es insuperable.
Desde la década de los 90 ha permanecido en el Kremlin de una forma u otra, y pocos de los asesores del presidente Putin han pasado más tiempo a su lado.
El 10 de junio dio a conocer su plan.
Anunció que las "formaciones de voluntarios" debían firmar contratos directamente con el Ministerio de Defensa, integrándolos con las fuerzas armadas y dándoles un nuevo estatus legal.
El proyecto de ley daba a las PMC -o Formaciones de Voluntarios- hasta el 1 de julio para cumplir y firmar los contratos.
Muchos se sorprendieron de lo fácil que avanzaron las tropas del Grupo Wagner por el territorio ruso, que frenaron el avance a solo 200 km de Moscú.
Aunque el anuncio no mencionó a Wagner directamente, fue ampliamente visto como un movimiento para reducir la influencia de Prigozhin, invocando de inmediato la furia del jefe mercenario.
"Wagner no firmará ningún contrato con Shoigú", se enfureció Prigozhin. "Shoigú no puede gestionar adecuadamente la formación militar".
Con aprobación de Putin
No obstante, la medida debió hacer saltar las alarmas en la cabeza de Prigozhin.
Como veterano político, Shoigú no habría maniobrado para tomar el control de Wagner sin saber que tenía la aprobación del presidente Putin.
Es probable que Prigozhin se diera cuenta de que después de meses de quejas para llamar la atención y criticar la "operación militar especial", Putin finalmente decidió respaldar a sus jefes de defensa y marginar a su antiguo aliado.
Poco después, Putin puso su sello personal a la medida y les dijo a los periodistas en Moscú que "era de sentido común" y que se tenía que "hacer lo más rápido posible".
Algunos sugieren que este fue el momento en que Prigozhin empezó a planear su motín, y el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Estados Unidos, afirma que "probablemente apostó a que su única vía para conservar el Grupo Wagner como fuerza independiente era marchar contra el Ministerio de Defensa ruso".
En algunos puntos, los mercenarios fueron bien recibidos por la población rusa.
Sus tropas pronto intensificaron su campaña contra el ejército regular, secuestrando a un comandante de campo ruso al que acusaron de abrir fuego contra las tropas de Wagner.
Los medios estadounidenses recogen que los funcionarios de inteligencia, después de haber analizado los movimientos de Wagner durante varios días, informaron al gobierno de Biden de que Prigozhin estaba planeando algún tipo de acción.
Cruce de acusaciones
Y el viernes, el jefe mercenario desató su crítica más fuerte contra el ministro de Defensa hasta el momento.
Prigozhin afirmó que la invasión de Rusia no era más que una excusa para que Shoigú ganara más medallas y obtuviera el máximo honor militar de ser ascendido al grado de mariscal.
“El Ministerio de Defensa está tratando de engañar al público, engañar al presidente”, bramó en un video de Telegram.
Esa noche, menos de dos semanas después de que el Ministerio de Defensa anunciara su plan para tomar el control del Grupo Wagner, Prigozhin y sus tropas abandonaron Ucrania y tomaron la ciudad rusa de Rostov del Don.
Algunos han especulado que Prigozhin acordó poner fin a su rebelión después de obtener concesiones de Putin, lo que podría incluir cambios en la cúpula del Ministerio de Defensa, pero aún no está claro si esto es cierto.
Tampoco está claro quién reemplazaría a Shoigú y Gerasimov.
La policía blindó la Plaza Roja de Moscú ante la amenaza de los mercenarios de Wagner.
El general Serguéi Surovikin, alguna vez aliado de Prigozhin pero que se pronunció en contra de su motín, podría estar en línea para un ascenso.
Conocido como "el general Armagedón", estuvo al mando de la fuerza de invasión brevemente el año pasado y detrás de la campaña de bombardeo en gran medida ineficaz contra objetivos civiles.
Lo que le suceda al propio Prigozhin es otro tema.
Su decisión de detener su marcha sobre Moscú probablemente enfadará a muchos partidarios de la guerra de línea dura en Rusia, mientras que el ISW observó que "muchos miembros del personal de Wagner probablemente no estarán satisfechos con tener que firmar contratos" con el Ministerio de Defensa.
Riesgos políticos
Y no está claro si se le permitirá retener su enorme riqueza.
Los informes en los medios rusos dijeron que se encontraron unos US$48 millones en efectivo durante un registro de la sede de Wagner en San Petersburgo.
Según Prigozhin ese dinero se usaba para compensar a las familias de los soldados muertos.
Aunque esta rebelión fue en gran parte estrangulada en su cuna, y el dúo militar de Shoigú y Gerasimov evitó una gran amenaza para su poder, las condiciones que dieron lugar al motín siguen vigentes.
Alrededor de 10 compañías militares privadas operan ahora en Rusia y su lealtad pertenece a una colección de funcionarios de seguridad, gigantes petroleros y oligarcas.
Según el departamento de Estado de EE.UU., Shoigú controla su propia empresa llamada Patriot PMC, que opera en Ucrania y compite directamente con Wagner.
La lealtad de estos grupos al régimen debe ser ahora mismo cuanto menos cuestionable, y puede debilitar la suposición de que el gobierno de Putin está más preparado para resistir a un largo conflicto en Ucrania que el gobierno del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.
"Las esperanzas de una parte de la élite rusa, incluido, aparentemente, el propio presidente, de que una guerra prolongada es beneficiosa para Rusia... es una ilusión peligrosa", dijo Ruslan Pukhov, analista del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías con sede en Moscú.
"La prolongación de la guerra conlleva enormes riesgos políticos internos para la Federación Rusa".
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