Julius Isingoma sobrevivió milagrosamente al ataque nocturno por parte de presuntos rebeldes islamistas en el dormitorio de su escuela en Uganda. Aquí recogemos lo que él y otro de los pocos sobrevivientes le contaron a la BBC.
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"Me unté la sangre de mis colegas muertos en la boca, las orejas y la cabeza para que los atacantes pensaran que estaba muerto", dijo cuando nos encontramos con él en el Hospital General de Bwera, en el distrito de Kasese, en el oeste de Uganda.
Más de 40 personas, la mayoría estudiantes como él, murieron en el ataque a la escuela secundaria en el pequeño pueblo de Mpondwe, en el suroeste del país, el pasado viernes 16 por la noche.
El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, responsabilizó por el asalto a las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) y agregó que "posiblemente estaban trabajando con otros delincuentes porque escuché que la escuela tuvo algunas disputas".
El mandatario no dio más detalles, pero prometió perseguir a los militantes en sus escondites al otro lado de la frontera en la República Democrática del Congo.
Las ADF aún no ha hecho declaraciones sobre el ataque.
El grupo se formó en la década de 1990 y tomó las armas contra Museveni, alegando como motivo la persecución de la población musulmana minoritaria.
Más de 40 personas, la mayoría estudiantes, murieron en el ataque a la escuela secundaria.
El líder de las ADF prometió lealtad al autodenominado Estado Islámico (EI) en 2016, según informes.
Pero no fue hasta abril de 2019 que EI reconoció por primera vez su actividad en la zona, cuando reivindicó un ataque contra posiciones del ejército cerca de la frontera con Uganda.
Esta declaración marcó el anuncio de la llamada "Provincia de África Central" (Iscap) de Estado Islámico.
Se cree que seis estudiantes fueron secuestrados cuando los militantes de EI se retiraron a la República Democrática del Congo.
Julius fue una de las seis personas que lograron sobrevivir al ataque que duró varias horas.
No identificó a los atacantes, pero dijo que eran hombres armados que lanzaron su asalto alrededor de las 22:00 hora local.
Cuando llegaron al dormitorio de los estudiantes, los jóvenes habían bloqueado la puerta tras percibir que estaban en peligro.
"Cuando no pudieron abrir la puerta, arrojaron una bomba dentro del dormitorio y luego usaron martillos y hachas para derribarla", relató Julius.
El estudiante estaba parado detrás de muchos de sus compañeros que habían formado un escudo cerca de la puerta y fueron asesinados a tiros cuando los militantes entraron al dormitorio.
El funeral de dos de las víctimas en Mpondwe.
Hubo gritos cuando los estudiantes fueron asesinados a tiros o con machetes.
Julius se subió rápidamente a la parte superior de una litera, quitó algunas de las tablas de madera del techo y saltó adentro para esconderse.
Desde allí, vio con impotencia cómo sus compañeros eran brutalmente asesinados por los asaltantes, quienes luego prendieron fuego a los colchones y se marcharon.
"Cuando me abrumó el humo caí en el dormitorio con un golpe seco", dijo.
Los militantes escucharon el ruido y regresaron.
Fue en ese momento que Julius supo que tenía que sobrevivir.
"Me acosté junto a los cuerpos ensangrentados de mis amigos y tuve que pensar muy rápido. Luego me unté mucha sangre en los oídos, la boca y la cabeza”.
“Cuando llegaron los militantes me revisaron la muñeca para ver si tenía pulso y se fueron", agregó Julius.
El estudiante Godwin Mumbere logró huir del colegio tras el ataque.
Otro sobreviviente, Godwin Mumbere, estaba en el mismo dormitorio que Julius.
El joven de 18 años recordó que los asaltantes fueron al dormitorio de las mujeres, las arrastraron afuera y las asesinaron con machetes.
Luego llegaron al dormitorio de los varones, derribaron la puerta y comenzaron a atacar a los estudiantes.
La cama en la que se escondía Godwin se volcó y sus amigos que estaban encima cayeron al suelo y murieron.
"Los atacantes me vieron pero pensaron que estaba muerto", le dijo a la BBC.
Luego de salir del dormitorio, los atacantes regresaron para asegurarse de que todos estaban muertos.
"Fue en ese momento que me dispararon en la mano y prendieron fuego al dormitorio", recordó.
Godwin recuperó el conocimiento al escuchar los gritos de otro estudiante que decía que se estaba muriendo.
Fue entonces cuando salió corriendo del dormitorio, escaló la valla que rodea el colegio y corrió a una ferretería cercana a través de una plantación de cacao.
Se escondió debajo de un vehículo hasta que lo rescataron.
Dos días después del ataque, las familias enterraron a 21 de los estudiantes.
Clarice Bwambare, administradora principal del Hospital General de Bwera, le dijo a la BBC que comenzaron a recibir los cuerpos de las víctimas alrededor de la 01:00, unas tres horas después de que empezara el ataque el viernes por la noche.
Bwambare señaló que de los 20 cuerpos que recibieron, 18 eran de estudiantes.
Las familias devastadas enterraron a 21 de los estudiantes dos días después del ataque, según el periódico New Vision de Uganda.
Acostado en su cama de hospital, Julius lamentó no haber podido asistir a sus funerales.
El estudiante dijo que deseaba haber sido un soldado para contraatacar a los asaltantes y salvar la vida de sus amigos y compañeros.