Vahid Afkari, de 37 años, lleva 1.000 días encerrado en régimen de aislamiento en Irán.
Pese a la dura represión contra la disidencia que caracteriza a las autoridades de este país, no es usual que mantengan a un preso confinado en solitario durante tanto tiempo.
"Cada vez que sus parientes visitan a Vahid en prisión intentan apoyarlo, pero es él quien les levanta el ánimo", me comenta una fuente cercana a la familia.
En cada comida en la mesa de los Afkari no solo falta Vahid. Tampoco están dos de sus hermanos.
Durante años he seguido la historia de esta familia, que muestra cómo el régimen iraní no se detiene ante nada a la hora de silenciar a la disidencia.
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"Ni una sola prueba"
Los problemas de la familia Afkari comenzaron hace unos años en su ciudad natal de Shiraz, en el sur de Irán. Allí la gente salió a protestar por el aumento de precios y la reducción de salarios.
Tres de los hermanos, Vahid, Habib y Navid, participaron en las marchas. Navid, el más joven, era un campeón de lucha libre muy conocido. Esto hizo que recibiera la pena más dura de las autoridades.
Navid, el más joven de los hermanos, en primer plano a la izquierda rodeado de hermanos y familiares.
En 2018 arrestaron a los tres hermanos. Dos años después los condenaron por asesinar a un guardia de seguridad. Los tres negaron cualquier implicación en el crimen.
Verifiqué decenas de documentos que muestran cómo los hermanos Afkari denunciaron ante las autoridades judiciales haber sido torturados para confesar mientras estaban bajo custodia.
En agosto de 2020 se compartió en las redes sociales un mensaje de audio de Navid: "No hay ni una sola prueba en este maldito caso que demuestre que soy culpable", protestaba. "Me he dado cuenta de que están buscando un cuello para su soga". Más tarde, esta frase se volvió viral.
El mismo mes, una nota de voz de Vahid salió clandestinamente de la prisión de Adel Abad en Shiraz, donde estaban encerrados los tres.
"Hice dos huelgas de hambre de 20 días cada una con la esperanza de que se escuchara mi voz, pero no fue así", afirmó Vahid. "En cierto momento traté de quitarme la vida por la tortura mental y psicológica que sufría".
Navid fue condenado a muerte, mientras que Vahid y Habib recibieron inicialmente penas de 54 y 25 años de cárcel, respectivamente.
Una familia humilde
La fuente me explica que los tres hermanos de seis en total -cinco varones y una mujer- fueron criados con amor pese a que el dinero escaseaba en la casa. "Disfrutaban mucho de estar juntos, las cosas más simples eran las más emocionantes", asegura la fuente.
Vahid y Habib eran los mejores estudiantes y llegaron a la universidad. Vahid trataba de no ser una carga para su madre. "Ella siempre se preocupaba por si él tenía suficiente para comer", indica la fuente. Vahid se ganó la vida como yesero después de la universidad por la escasez de trabajo.
Mientras, Habib y Navid, los dos más jóvenes, eran muy cercanos y solían hacer travesuras.
Cuando Navid comenzó a ganar fama como luchador, nunca se jactó de su éxito. "A veces su madre encontraba nuevos trofeos escondidos en su armario", recuerda la fuente.
"Un agujero negro como en las películas"
En septiembre de 2020, los tres hermanos fueron brutalmente golpeados en prisión y recluidos en celdas subterráneas junto a la sala de ejecuciones. Las celdas no estaban iluminadas y carecían de ventanas, camas o mantas; tan solo un inodoro y un lavabo en la esquina.
Los presos ingresan desnudos a las celdas y se les da un uniforme usado y generalmente manchado de sangre procedente de golpes o autolesiones.
"Visualiza un agujero negro, como el que se ve en las películas", me explicó un antiguo reo. Los hermanos también tenían los ojos vendados.
"Estás esposado y con grilletes en los tobillos. Con el frío las esposas de metal se vuelven muy afiladas. El dolor es tan fuerte que te ves obligado a acostarte sobre tu pecho", agrega el exprisionero.
Navid Afkari fue campeón de lucha libre, y su éxito lo puso en el punto de mira.
En la madrugada del 22 de septiembre de 2020, Vahid y Habib escucharon cómo se accionaba el mecanismo de suspensión. Minutos después, un guardia entró en sus celdas y dijo: "Condolencias".
Su hermano pequeño, Navid, fue ahorcado a los 27 años. La campaña para detener su ejecución dentro y fuera de Irán había fracasado.
"No soy culpable"
Tras la ejecución de Navid, las autoridades continuaron presionando a sus dos hermanos. No se les permitió recibir visitas, ni siquiera una llamada telefónica, durante semanas. Su familia no sabía si seguían vivos.
Cuando finalmente se permitió la visita de sus parientes, estos se dieron cuenta de que Vahid estaba recibiendo una presión aún mayor para incriminarse a sí mismo y a su hermano sobreviviente, Habib.
Las autoridades le prometieron a Vahid que lo liberarían si confesaba el asesinato; de lo contrario, ejecutarían a Habib frente a él. Vahid respondió que adoraba a Habib, pero que eran inocentes.
Los funcionarios dijeron a Vahid que no tenía miedo a la muerte. Él respondió: "Sí tengo miedo, pero no soy culpable".
Habib finalmente fue liberado en marzo de 2022, gracias a la presión internacional.
Vahid todavía está en confinamiento solitario. Según algunos informes, conserva el buen humor y hace ejercicio en su celda todos los días. Hay una campaña internacional por su liberación.
"Vahid Afkari nunca debería haber pasado un solo día en prisión y mucho menos años injustamente encarcelado, con 1.000 días en régimen de aislamiento. Debe ser puesto en libertad de inmediato", dijo Amnistía Internacional en un comunicado.
La tumba de Navid carece de lápida. La última vez que la familia intentó erigir una, fue destruida por las autoridades.