AFP
El ex jefe de la campaña del Presidente estadounidense Donald Trump, Paul Manafort, fue declarado culpable el martes de fraude fiscal y bancario, en el primer juicio derivado de la investigación sobre la intromisión rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
El consultor político de 69 años fue hallado culpable de ocho de los 18 cargos de los que estaba acusado, incluidos fraude fiscal, fraude bancario y omisión de declarar cuentas bancarias en el extranjero. En los restantes 10 cargos, el jurado no logró consenso para un veredicto, lo cual provocó que el juez declarara una anulación parcial.
El caso contra Manafort surge de la pesquisa del fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia rusa para favorecer a Trump, y la posible colusión entre su equipo de campaña y Moscú. El proceso ha sido seguido muy de cerca por el mandatario estadounidense.
Aunque Manafort no fue juzgado por ningún delito relacionado con su breve participación en la contienda electoral, este proceso es visto como una prueba importante para la investigación de Mueller, a la cual Trump ha denunciado repetidamente como una "caza de brujas".
El caso sobre Manafort fue presentado al jurado el jueves, después de 12 días de impactantes testimonios sobre cuentas bancarias secretas, traiciones, infidelidades y gastos suntuosos en mansiones, automóviles, alfombras antiguas y ropa.
Los fiscales presentaron evidencia del derroche y describieron los diversos esquemas supuestamente utilizados por Manafort para evitar pagar impuestos y ocultar cuentas bancarias en Chipre. Su argumento: "Manafort conocía la ley y la violó de todos modos".
Los abogados de Manafort hicieron todo para arrojar dudas sobre la credibilidad del testigo estrella de la fiscalía, Rick Gates, número dos de Manafort que aceptó colaborar con el gobierno y se volvió contra su ex jefe.
La defensa, que no convocó a ningún testigo propio, trató de presentar a Gates como un mentiroso y un ladrón, señalando que había llegado a un acuerdo de culpabilidad con el gobierno con la esperanza de recibir una sentencia menor por sus propios delitos.
A diferencia de Gates y varios otros acusados por Mueller, Manafort no se declaró culpable e insistió en ir a juicio, una arriesgada estrategia que para muchos supone que espera obtener un indulto presidencial.