Un tribunal de Hamburgo consideró probado que Bruno D., de 93 años, perteneció durante varios meses a la guardia del campo de concentración nazi de Stutthof, en Polonia, entre 1944 y 1945. Por ello, la Corte lo halló culpable de complicidad en el asesinato de 5.232 personas, y de intento de asesinato en un caso.
El proceso tuvo lugar bajo la legislación penal para menores, porque el hombre tenía solo 17 años en el momento de iniciarse la comisión de los delitos, en 1944.
La sentencia cierra el que podría ser el último juicio que se celebre por crímenes del nazismo, 75 años después de la caída del Tercer Reich, dadas las dificultades que entrañan estos procesos por la avanzada edad tanto de los encausados como de los testigos directos de los cargos que se les imputan.
Una "pieza" en la maquinaria
La defensa pedía la libre absolución, mientras que la fiscalía había solicitado tres años - de acuerdo con el código contemplado para menores -, por considerarlo una "pieza en el aparato asesino" del Tercer Reich.
Los cargos que se le imputaron correspondían al tiempo en que sirvió en Stutthof, un campo de exterminio cercano a Gdanks, en la Polonia ocupada. Fue entre agosto de 1944 y abril de 1945, periodo en que se estima murieron al menos 5.232 confinados. Los historiadores calculan que en total fueron asesinados ahí 100.000 presos, en su mayoría judíos.
Proceso complejo
El suyo era uno de los denominados procesos tardíos por crímenes del nazismo, de desarrollo complejo, dada la avanzada edad de los acusados y de los supervivientes.
En la última vista antes de la sentencia, el pasado lunes, el acusado había pedido perdón "a todas aquellas personas que pasaron por ese infierno", así como a sus familiares y descendientes. Aseguró, asimismo, que no prestó servicio ahí voluntariamente, sino que fue reclutado por las SS y destinado a ese lugar.