Al menos cuatro soldados birmanos desplegados tras el asalto de tres puestos de la policía fronteriza en el estado Rakhine, en el oeste del país, murieron al ser atacados por un grupo de hombres armados, informó hoy la prensa estatal. El incidente ocurrió en el distrito de Maungtaw, la misma zona donde el domingo nueve policías y ocho asaltantes murieron en el ataque de tres controles en la frontera con Bangladesh, lo que llevó a las autoridades a reforzar la seguridad en la zona. Además, las tropas encontraron siete cadáveres en la localidad cercana de Taung Paing Nyar, escenario de enfrentamientos recientes.
Seis sospechosos han sido detenidos, mientras la población local declara tener miedo a salir de casa al ver las tropas patrullar las calles. Para algunos activistas, la búsqueda de sospechosos está sirviendo como pretexto para llevar a cabo una campaña contra los rohingya.
Asaltos y redadas posteriores
Unos 300 hombres armados con pistolas, cuchillos y espadas atacaron a los soldados ayer mientras patrullaban, enfrentamiento en el que también murió uno de los atacantes por disparos de los militares, según el diario The New Light of Myanmar. El gobierno birmano envió ayer una delegación para evitar una escalada de la tensión en Rakhine, donde en los últimos años ha habido varios brotes de violencia sectaria entre la perseguida minoría musulmana rohingya y la mayoría budista.
El último ataque ocurrió después de que al menos cuatro vecinos de un barrio rohingya de Maungtaw murieran el lunes durante un registro de los militares casa por casa en busca de los autores del asalto del día anterior a los puestos fronterizos. Las autoridades se refirieron a los atacantes del domingo como "terroristas" pero evitaron confirmar si estos son rohingya ni si estos pertenecen a algún grupo insurgente.
Algunos medios locales han atribuido el ataque del domingo a la Organización para la Solidaridad Rohingya (RSO), grupo armado que fue activo en la frontera con Bangladesh en las dos últimas décadas del siglo pasado. En Rakhine viven más de un millón de rohingya, una minoría que reside en Birmania (Myanmar) desde hace siglos, pero cuyos miembros no son reconocidos como ciudadanos birmanos sino como inmigrantes bengalíes.