Enfermera le robó argolla de matrimonio a jubilada que cuidaba: fue descubierta y culpó al perro
Una enfermera aprovechó que la jubilada que cuidaba, de 89 años, estaba durmiendo para robarle su argolla de matrimonio, hecho que quedó registrado por las cámaras de seguridad de la casa.
Mientras la anciana dormía en su casa, en la ciudad argentina de La Plata, la mujer hurtó el anillo a eso de las 03:00 horas de la madrugada, quitándolo de la mano de su dueña.
El hijo de la jubilada, de 63 años, descubrió el robo gracias a las cámaras de seguridad que había instalado meses antes, después de sufrir hechos similares por parte de otras cuidadoras. El hombre, luego de ver el video, le preguntó a la enfermera sobre lo que había ocurrido, pero ella dijo que “era mentira”.
Según contó el hijo de la anciana al programa Nosotros en la Mañana, del canal argentino El Trece, la enfermera que robó el anillo le echó la culpa al perro.
“Le dijo a la señora que la cuida a la mañana que se fije porque tal vez se lo había tragado León, el perro, y que quizás cuando defeque lo encuentra”, contó el hombre.
Además, contó que la noche siguiente al robo era el último día de trabajo de la enfermera, quien avisó que no podría ir. Esto le llamó la atención a él, sobre todo porque no estaban las argollas.
“Entonces me pongo a buscar en las cámaras a ver si encontraba algo porque ya faltaban los anillos. Llego a ver el video a las tres de la mañana, prestándole atención a sus manos y veo que le saca la alianza”, contó.
“Lo que más me impresionó es que la quedó mirándola fija a ver si no se estaba haciendo la dormida y le fue sacando el anillo, porque ella siempre le acariciaba la mano”, continuó, lamentando que confiaba plenamente en la mujer que cuidaba a su madre hace más de un año y medio.
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Como se aprecia en las imágenes, luego de quitarle el anillo de la mano lo guardó en su bolsillo. Al día siguiente lo vendió en una joyería.
Pero la historia no termina ahí. El hijo de la víctima realizó la denuncia y la Policía llegó hasta la joyería, donde interrogó a su dueño. Éste confirmó que la enfermera le vendió la argolla por 44 mil pesos argentinos –casi 200 mil chilenos– pero que ya las había fundido y no tenía como devolverlas.
La enfermera fue detenida por robo, pero dejada en libertad a las pocas horas.