Setenta años después de la liberación de los campos de concentración, este martes comenzó el juicio contra el ex contable de Auschwitz en Luneburgo, en el norte de Alemania, y podría ser el último a un antiguo nazi.
Luciendo un jersey sin mangas, camisa blanca de rayas y gafas doradas, Oskar Gröning, viudo de 93 años, comparece por "complicidad en 300 mil homicidios agravados".
En sus primeras declaraciones, Gröning afirmó que “para mí, no hay duda de que comparto la culpa moral (…) Pido perdón”.
Ante la afluencia mediática y el número de partes civiles (67 supervivientes y descendientes de víctimas defendidos por 14 abogados), el juicio, que podría prolongarse hasta el 29 de julio, tiene lugar en un edificio alquilado para la ocasión.
Para mí, no hay duda de que comparto la culpa moral (…) Pido perdón
A Oskar Gröning se le acusa de haber contribuido a la muerte en las cámaras de gas de 300.000 judíos húngaros deportados entre mayo y julio de 1944 en el campo de Auschwitz, en la Polonia ocupada, que se convirtió en el símbolo mundial del Holocausto.
"Siempre hemos tenido la impresión de que nunca se haría justicia. En cierto modo, (este juicio) es una satisfacción", declaró Eva Fahidi-Pusztai, superviviente húngara de Auschwitz que perdió a 49 miembros de su familia en este campo, a la cadena de televisión N-TV.
Gröning se expone a una pena de entre 3 y 15 años de prisión, si bien algunas de las partes civiles dijeron que preferían una pena más adaptada a su edad, por ejemplo, "trabajos de interés general, como contar su pasado en las escuelas".
Su juicio es el último previsto a un antiguo nazi. Una docena de investigaciones preliminares están en curso en Alemania, pero es complicado que lleguen a buen término por la edad de los sospechosos.