“Es momento de que EEUU no esté más dividido y se junte. Es tiempo de que nos unamos como un pueblo unido”. Esta fue una de las frases que marcó el discurso con que el republicano Donald Trump celebró su triunfo frente a la ex secretaria de Estado Hillary Clinton.
Un discurso conciliador que marcó una diferencia abismante con el tono confrontacional que asumió durante la campaña presidencial, donde dijo ─entre otras cosas─ que la carta demócrata era "asquerosa" y que no tenía la stamina "suficiente" para gobernar.
El magnate apareció frente a una multitud de adherentes que lo esperaba en su comando pasadas las 4:30 de la madrugada (hora chilena). Esto luego que lograra superar los 270 delegados electorales necesarios para asegurar la victoria en una de las elecciones más confrontacionales de las que se tenga registro.
Una disputa donde Trump logró imponerse en estados clave como Florida, Carolina del Norte y Ohio. Este último, considerado un "predictor" de los resultados, ya que desde 1964 se ha inclinado por la persona que finalmente ha resultado vencedora, ya sea demócrata o republicana. Un record de 13 elecciones consecutivas. En esta oportunidad, Donald Trump resultó vencedor con 2.488.500 equivalente al 53.1 % de los votos, lo que le entregó 18 votos electorales.
¿Cómo funciona el sistema electoral?
Estados Unidos define a su Presidente a través de un complejo sistema electoral en que el voto es indirecto y donde la institución del Colegio Electoral juega un rol clave.
Es un sistema de votación indirecto en que los candidatos compiten para ganar delegados en cada estado
Este colegio está conformado por 538 delegados provenientes de todos los estados, además de Washington D.C. El número de delegados se calcula según el número de congresistas de cada estado, por lo cual la cifra guarda relación aproximada con su población.
Luego de que los ciudadanos votan por su candidato presidencial, los sufragios se contabilizan a nivel estatal. En 48 estados -más Washington D.C.- rige un sistema de “el ganador se lleva todo”. Es decir, el candidato que tiene el mayor número de votos, se queda con la totalidad de los delegados de ese territorio.
De esta manera sólo los delegados de su partido representarán al estado en el Colegio Electoral.
El candidato que obtenga 270 delegados ganará la presidencia de Estados Unidos
Las únicas excepciones son los estados de Maine y Nebraska, donde hay un sistema semi proporcional. Aquí, los delegados se asignan de acuerdo a quién gana en cada distrito legislativo en que se divide el estado. De esta forma, un candidato puede obtener delegados en un estado donde no haya ganado completamente.
Con los delegados asignados, son ellos quienes votan según la voluntad de los ciudadanos que representan. Pese a que los delegados no están obligados a votar por su candidato, suelen respetar la decisión de la población y de su partido.
De los 538 votos electorales, un candidato necesita alcanzar el “número mágico” de 270 (la mitad más uno del total) para alcanzar la presidencia. En este caso, Trump hasta la tarde del miércoles obtenía 290.
¿Cómo leer el mapa electoral?
El mapa que encabeza este artículo muestra el territorio de Estados Unidos dividido en los 50 estados, más Washington D.C. en un círculo.
Previo a la entrega de los resultados, cada estado estaba en gris. A medida que se conocieron los resultados de las votaciones en cada uno, T13.cl fue pintando los estados del color correspondiente al candidato que allí ganó. El azul es el color de la demócrata Hillary Clinton y el rojo es del republicano Donald Trump.
Además, en la parte superior del mapa hay un contador de delegados. Allí se se sumaron los delegados que cada candidato obtenga al ganar un estado. Trump, al ser el primer candidato que logró el "número mágico" de los 270 delegados, obtuvo la presidencia de Estados Unidos.
Además, para saber con cuántos delegados cuenta cada estado, sólo se debe pasar el cursor por encima del territorio.