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El Trump holandés provoca un ruido mayor a sus posibilidades

El Trump holandés provoca un ruido mayor a sus posibilidades
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Geert Wilders ha causado conmoción por sus dichos contra los inmigrantes, los musulmanes y su intención de que su país salga de la Unión Europea. En las elecciones de este miércoles se espera consiga un resultado importante, aunque no lo suficiente para ser gobierno.

Impresiona de entrada. Por su estatura, su pelo platinado y, sobre todo, por sus posturas radicales y políticamente incorrectas. Sin embargo, las posibilidades que Geert Wilders alcance la victoria en las elecciones de este miércoles no parecen ser tantas, aunque sí podría ampliar su posición en el espectro político holandés.

La indecisión de los votantes asoma como su principal aliado para generar incertidumbre de lo que podría pasar si llegase a encabezar el gobierno.

Los últimos sondeos indican que el 60% de los 12,9 millones de electores potenciales aún no decide a quién entregara su sufragio.

A Wilders, de 53 años, se le asocia con Donald Trump por varias razones. Por el color de su cabellera, porque sus verborráicos comentarios en Twitter son su principal vía de comunicación, porque está peleado con los medios de comunicación, por sus ideas de extrema derecha y por sus dichos contra el islam.

"No digo que todos los musulmanes sean malos o sean terroristas, sería ridículo. Pero creo que en todos los países donde el islam es la religión dominante, se puede observar una falta de libertad, de democracia, de Estado de derecho", le ha dicho a la agencia AFP.

Además, ha asegurado que desea prohibir el ingreso de los inmigrantes musulmanes y cerrar las mezquitas.

En diciembre, un tribunal lo condenó por incitar al odio, cuando dijo "Holanda tiene un problema que se llama marroquíes".

Dichos y planteamientos como estos la han generado la censura de las minorías musulmanas en Holanda y lo han obligado a transitar constantemente con guardaespaldas, confinándolo a una vida que se reduce a su hogar y a su trabajo en el congreso.

"El Parlamento es algo así como una segunda casa. Y es que no puede ir a otro lugar. No puede ir al restaurante o al cine porque como consecuencia de sus manifestaciones antiislámicas corre mucho peligro. Uno podría decir que prácticamente ha sido condenado a cadena perpetua", le dijo el biógrafo Meinert Fennema a la agencia DPA.

Su odio hacia el islam, al que ha calificado como una "ideología terrorista", tiene varias fuentes de origen: está casado con una húngara de origen judío, vivió durante una temporada en Israel y lo han marcado los asesinatos de populista Pim Fortuyn y del cineasta Theo van Gogh, un crítico de los radicales musulmanes.

También ha planteado su intención de seguir el ejemplo británico, para que Holanda salga de la Unión Europea.

Su Partido por la Libertad (PVV), que formó en 2010, aspira a convertirse en la segunda fuerza del país, aunque sus opciones de formar gobierno son limitadas, debido a que la mayoría de las demás colectividades ya han anunciado que no trabajaran con él.

Eso no significa que su voz dentro de la oposición sea silenciada. Es más, se cree que su caja de resonancia será mayor.

Por ahora, las encuestas lo ubican detrás del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) del primer ministro Mark Rutte, con quien tuvo esta noche un áspero debate televisivo. Mientras este es el favorito con el 17 por ciento, Wilders y el PVV aparecen con 14%.

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