El resurgimiento del Ku Klux Klan en el año de su 150 aniversario
Ha sufrido numerosas mutaciones a lo largo de su historia, pero la más notoria organización supremacista blanca estadounidense sitúa su nacimiento en un día de invierno de hace exactamente 150 años: el 24 de diciembre de 1865.
Y siglo y medio después –cuando también cumplen 100 años de su primera refundación, atribuida a la película "El nacimiento de una nación", estrenada 1915–el Ku Klux Klan parece estar recuperando cierto protagonismo.
La organización está muy lejos de los números que alcanzó en la década de 1920, pero afirma estar reclutando cada vez más miembros para "la guerra de razas" que siglo y medio después de terminada la Guerra de Secesión todavía parece estarse peleando en EE.UU.
La "amenaza islamista" –para ellos evidenciada por ataques como el de San Bernardino, donde murieron 14 personas– y la llegada de cada vez más migrantes no-blancos también les han proporcionado nuevos enemigos y, con ellos, cada vez más simpatizantes.
Y muchos se sienten además legitimados por el discurso de candidatos como Donald Trump, quien ha pedido la expulsión de todos los inmigrantes latinos indocumentados y que se prohíba la entrada al país de todos los musulmanes.
Pero, ¿qué es el KKK? ¿Y qué tan en serio debe tomarse a esta organización y a sus integrantes, quienes todavía acostumbran a quemar cruces vestidos con capuchas blancas?
Supremacía blanca
Los historiadores coinciden en que el Ku Klux Klan fue fundado en Tennessee poco después de la guerra civil por un grupo de ex soldados confederados, su nombre inspirado por la palabra griega para círculo: kuklos.
Originalmente concebido como un simple club recreativo, el Klan rápidamente empezó a actuar de forma violenta para intimidar a las poblaciones negras del sur de EE.UU. y garantizar así la supremacía de los habitantes de raza blanca.
Y según la organización pro derechos civiles South Poverty Law Center (SPLC), "títulos ridículos –la máxima autoridad del KKK recibe el nombre de 'Mago Imperial'– trajes con capuchas, violentas excursiones nocturnas y la idea de que el grupo era parte de un 'imperio invisible' le confirieron una mística que contribuyó a su popularidad".
Después de un corto y violento período, sin embargo, la organización considerada por la Liga Antidifamación como "el primer grupo terrorista de EE.UU." se desbandó como resultado de la presión del gobierno federal y con sus objetivos asegurados por las leyes segregacionistas.
En la década de 1920, sin embargo, la creciente migración católica y judía contribuyó al renacer de la franquicia.
Y, siempre según el SPLC, cuando el KKK organizó una gigantesca marcha en Washington D.C. en 1925, la organización tenía unos cuatro millones de miembros y una profunda influencia en la política de varios estados del sur de EE.UU.
"Una serie de escándalos sexuales, batallas internas por el poder e investigaciones periodísticas rápidamente redujeron su influencia", explica sin embargo el SPLC, fundado en 1971 precisamente para combatir legalmente a las organizaciones supremacistas.
Derechos civiles
La lucha por los derechos civiles de la década de 1960 resultaría en un nuevo renacimiento, con el nombre Ku Klux Klan, sus trajes, ritos y prácticas violentas siendo adoptados por diferentes grupos, para luego volver a debilitarse como resultado de nuevas pugnas internas, juicios e infiltraciones por parte de agencias del gobierno.
"Desde su creación, el Ku Klux Klan ha pasado por varios ciclos de crecimiento y colapso, y en algunos de esos ciclos el Klan ha sido más extremista que en otros ", resume la Liga Antidifamación (conocida en inglés como ADL).
"Pero, en todas sus encarnaciones, ha mantenido su doble herencia de odio y violencia", agrega la organización, que estima actualmente existen en EE.UU. unos 40 capítulos del KKK que suman aproximadamente 5.000 miembros.
El SPLC, por su parte, calcula ese número entre 5.000 y 8.000, "divididos entre docenas de organizaciones diferentes –y a menudo antagónicas– que usan el nombre del Klan".
Según la organización, mientras algunas de estas expresiones del Klan son clara y abiertamente racistas, otras "tratan de esconder su racismo bajo el manto de 'derechos civiles para los blancos'".
Y la lista de los enemigos del KKK poco a poco también se ha ido ampliando, para incluir no sólo a negros, judíos y católicos (aunque estos últimos empezaron a ser reconsiderados en la década de 1970), sino también a homosexuales y diferentes grupos de migrantes, sostiene la ADL.
Guerra de razas
"Estados Unidos nació como una nación cristiana y nuestros valores cristianos están siendo atacados", resume en un reciente documental de la BBC un miembro del KKK, cubierto con su tradicional capucha blanca.
"Somos gente normal, venimos de todos los sectores: uno es un maestro de escuela, otro trabaja en un hospital, tenemos varios políticos…", agrega James Moore, quien se desempeña como "Kludd Imperial" –el equivalente a capellán– de un capítulo local de los Leales Caballeros Blancos del KKK.
"Los blancos estamos perdiendo esta guerra, desafortunadamente, pero los blancos se van a despertar. Una pequeña unidad militar puede derrotar a los negros en cuestión de semanas y la mayor parte de nuestra gente viene de las fuerzas armadas. Vamos a recuperar EE.UU.", afirma en "KKK: la lucha por la supremacía blanca", transmitido por primera vez en octubre pasado.
A primera vista, la amenaza puede parecer una simple bravata hecha al amparo dela primera enmienda a la Constitución de EE.UU., la misma que protege al KKK y sus miembros siempre que no incurran en acciones violentas.
Pero lo cierto es que este convencimiento, compartido por otros supremacistas blancos, no deja de tener consecuencias reales.
En EE.UU. muere más gente a manos de supremacistas blancos que por causa de atentados islamistas.
Y para miembros del Klan como Charles Murphy –Gran Dragón del KKK para Carolina del Sur– hacer estallar esa "guerra de razas" fue el objetivo declarado de Dylann Roof cuando en junio de este año atacó una iglesia negra en ese estado.
Roof no tenía ninguna relación con el KKK. Pero, según Murphy, "eso fue lo que el chico dijo que quería".
"Si (los negros) quieren una guerra de razas, démosle una antes que me muera. Quiero poder verla", agrega en "KKK: la lucha por la supremacía blanca".
Legitimidad
Es por razones como esta que después del ataque a la iglesia de Charleston el presidente Barack Obama dijo que en EE.UU. "todavía no nos hemos curado del racismo".
Y aunque ningún político estadounidense se atrevería a endosar abiertamente este tipo de posiciones, o al mismo KKK, muchos encuentran en la actual precampaña presidencial razones para preocuparse.
El ex líder del KKK David Duke, por ejemplo, ha celebrado públicamente las propuestas de Trump, a quien recientemente describió como el mejor de todos los precandidatos a la presidencia de EE.UU. por el partido Republicano.
Y en una entrevista publicada este 23 de diciembre en su canal de YouTube, Duke –quien se distanció públicamente del Klan en 1980, después de un fallido intento por modernizarlo– llegó a afirmar incluso que Trump es más radical que él mismo.
"Muchos grupos del Ku Klux Klan han tratado de sacar partido del miedo y la incertidumbre utilizando sentimientos anti-inmigrantes para fines de reclutamiento y propaganda" había advertido también hace ya algún tiempo, la Liga Antidifamación.
Y según el fundador del sitio supremacista blanco Stormfront, Don Black, el discurso incendiario de Trump está logrando precisamente eso.
Según Black, su sitio experimenta un aumento de tráfico de hasta un 40% cada vez que Trump es noticia de primera plana.
Y ese fenómeno también se expresa en la membresía de organizaciones como el KKK y otros grupos que promueven la supremacía blanca.
"La desmoralización es el peor enemigo y Trump está cambiando eso", dijo Black, según declaraciones recogidas por el portal Politico.
"Ha hecho que sea aceptable hablar acerca de las preocupaciones de los estadounidenses de origen europeo" agregó.
"Ciertamente está creando un movimiento que continuará independientemente de él, incluso si en algún momento se echa para atrás", concluyó, en lo que, tal vez sin querer, suena como una advertencia.