El papa Francisco reconoció este sábado que deberá reducir su ritmo de viajes o hacerse "a un lado", al término de una visita de seis días a Canadá en la que se le vio agotado y en silla de ruedas.
"No creo que pueda mantener el mismo ritmo de viaje que antes. Creo que a mi edad, y con estas limitaciones, tengo que guardar un poco mis fuerzas para poder servir a la Iglesia, o por el contrario pensar en la posibilidad de hacerme a un lado", dijo Francisco, de 85 años, en una rueda de prensa en el avión que lo lleva de regreso al Vaticano.
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Francisco, que sufre de problemas en una rodilla se movió con mucho esfuerzo y tuvo que utilizar casi siempre una silla de ruedas durante su permanencia en Canadá.
"Honestamente no es una catástrofe. Se puede cambiar de papa. Se puede cambiar. No es un problema", añadió al hablar de sus problemas de salud.