AFP
El oeste de Estados Unidos era asolado el viernes por una ola de calor récord, que atiza a decenas de incendios masivos que condujeron a la evacuación de centenares de personas, con una víctima civil en California y la declaración del estado de emergencia cerca de San Diego.
"Grandes incendios se extienden a través del país, desde Florida a Alaska", actualmente con "sesenta vastos incendios que han consumido más de 333.000 hectáreas", informó el viernes el Centro Nacional de prevención de incendios (NIFC, por sus siglas en inglés), mientras la temperatura se elevaba en algunos lugares por encima de los 40 grados centígrados.
Veinte de esos incendios se registran en Alaska, siete en Nuevo México, cuatro en California, ocho en Colorado, y otros en Nevada, Arizona o en el sur del país (Texas y Florida).
La agencia californiana de lucha contra el fuego, Calfire, indicó en Twitter que el incendio denominado "Klamathon" en el condado de Siskiyou, cerca de la frontera con Oregon, dejó una víctima civil que aún no había sido identificada. Las circunstancias de su muerte no han sido precisadas.
Evacuaciones obligatorias están en vigor, en especial en la región vitivinícola de Napa Valley o en el sur de California cerca de San Diego, donde el gobernador del Estado Jerry Brown declaró la noche del viernes el estado de emergencia debido al incendio llamado "West Fire".
Este incendio se declaró el viernes y se propagaba rápidamente. "Ya ha destruido residencias, amenaza a otras y forzó al cierre de rutas", según reza la declaración del estado de emergencia.
Las altas temperaturas, que han batido varios récords históricos, especialmente el viernes en Los Ángeles, complicaban el trabajo de las autoridades. Se registraban 42 grados al comienzo de la noche en Los Ángeles, 45 grados en Palm Springs, 44 grados en Phoenix, Arizona, y 43 grados en Las Vegas, Nevada.
Unas 1,17 millones de hectáreas fueron consumidas por el fuego en Estados Unidos desde comienzos del año, o sea más que en los dos últimos años en la misma época pero menos que hace tres años, cuando más de 1,25 millones de hectáreas habían sido devastadas por las llamas.