Pescar, fermentar vinos, hacer peinados e, incluso, arreglar neumáticos. Esos son sólo algunos de los insólitos usos que le están dando a los condones en Cuba.
Según explica Reuters, la carencia de productos básicos ha llevado a los isleños a usar la imaginación y utilizar estos productos no solo para evitar enfermedades de transmisión sexual.
Los pescadores los usan como anzuelos que lanzan al mar, hacen flotadores improvisados con varios condones inflados y atados para alejarse de la orilla y obtener alimentos para comer o vender.
"El objetivo es capturar peces más grandes", declaró Ángel Luis Núñez, un pescador.
Una técnica que tiene otro motivo: los estrictos controles del régimen impiden a los pescadores subirse a botes convencionales, para evitar la inmigración ilegal.
Debido a que la isla destina fondos para la salud sexual es que los condones -nacionales o importados- son de fácil acceso. De ahí que sean utilizados en otras áreas más allá de la pesca.
Sandra Hernández, una estilista de una peluquería de La Habana, relata a Reuters cómo se utilizan para realizar peinados. "No podemos permitir que el cliente se vaya con el disgusto de que no se pudo hacer algo porque faltaron las herramientas (...), entonces buscamos alternativas".
Tal vez el uso más característico para los condones es el que usa Orestes Estévez. En su improvisada bodega en su casa de La Habana, cubre las botellas de jugo de uva con preservativos.
"Realmente aumenta el porcentaje de alcohol y mejora el proceso de fermentación, así como el de la clarificación", afirma este enólogo casero a la misma agencia.
Los condones también se pueden ver en los conciertos y las fiestas de cumpleaños, flotando por los aires.