Las obras pueden alargarse a veces más de la cuenta, pero ¡ocho décadas! Eso es lo que ha tardado Dusseldorf en pavimentar una calle. Al concluir el trabajo, como la ley manda, pasa factura a los vecinos...
A muchas personas les duele pagar una deuda antigua, pero si además esa deuda se originó hace 80 años y se eleva a miles de euros, es probable que el asunto acabe ante los tribunales. Es lo que ha sucedido con dos vecinos de Dusseldorf que se negaron a pagar cuando la municipalidad les reclamó hasta 30.000 euros a la conclusión del asfaltado de la calle en la que viven, casi ocho décadas después de que comenzara la obra. El aviso de pago tenía la deferencia de convertir cuidadosamente el valor de los marcos imperiales de 1937 en su equivalente actual en euros, teniendo en cuenta, eso sí, la tasa de inflación.
La prensa alemana ha llamado este caso “el asfalto de Hitler”, porque era el dictador quien gobernaba cuando comenzó el asfaltado. Según las leyes germanas, los vecinos pagan una parte proporcional de la pavimentación de la calle en la que viven. La factura se hace llegar a los ciudadanos cuando la obra concluye. Pero los trabajos de la calle “Auf'm Rott” se alargaron más de la cuenta. Comenzaron en 1937 y se extendieron, se extendieron, se extendieron… El propio tribunal que este jueves dictó sentencia reconoce: “a lo largo de las décadas, el trozo de calle afectado fue haciéndose más grande”.
Los argumentos del tribunal
Los vecinos demandados por la municipalidad de Dusseldorf tendrán que pagar. Según el veredicto, la obra terminó cuando en 2009 se pusieron las aceras. No había “plazo, prescripción ni principio de confianza legítima o expectativa” para la duración del proceso de asfaltado, argumentó el juez Stephan Barden. “Hoy no se harían así las cosas, sino que la obra se ejecutaría de una vez”, aseguró Barden. “Pero la ley dice que, cuando concluye el trabajo, hay que pasar factura.”
Un consuelo para los demandados: el tribunal admitió que, en aquellas vías en cuyos tramos solo pueden edificarse casas nada más que en un lado de la calle, puede cobrarse por una acera, no por las dos. Esa consideración ha reducido considerablemente la cantidad que hay que pagar. Para los vecinos es un pequeño éxito. A ello se añade el hecho de que, al bajar el monto final, también disminuye notablemente el dinero correspondiente a las tasas de notificación a los ciudadanos, que fue nuevamente calculado ante el tribunal. A quienes ya pagaron por este concepto, se les devolverá una parte del importe que ya hicieron efectivo.