Lo que está ocurriendo en Argentina a pocos días de la asunción del nuevo presidente, Mauricio Macri, podría haber salido del guión de un drama político televisivo… o hasta de una canción del dúo Pimpinela.
Los dos presidentes, la que es la mandataria de Argentina hasta el jueves, Cristina Fernández de Kirchner, y el electo Mauricio Macri, están peleados por cómo debe ser el traspaso de mando que marque el cambio tras 12 años de gobiernos kirchneristas.
Una disputa en la que no faltan reproches y, según Cristina Fernández, incluso gritos.
"¿Qué es lo que está pasando con algo tan simple como una trasmisión de mando?", se preguntó la presidenta en un largo mensaje dejado este domingo en las redes sociales.
"Porque debo reconocer que el maltrato de esa llamada telefónica que me hiciera el presidente electo me resultaba inexplicable y casi increíble", dice al referirse a una conversación en la que ambos trataron el tema de la transición.
Idas y vueltas con el traspaso
Mauricio Macri quiere dirigirse a la Nación desde el Congreso, primero, donde un nuevo mandatario debe jurar su cargo ante los legisladores.
Y después dirigirse a la Casa Rosada, sede del ejecutivo, para que Cristina Fernández le entregue el bastón de mando y la banda presidencial.
El equipo de Cambiemos, la coalición de partidos antikirchneristas que venció en las elecciones del pasado 22 de noviembre, argumenta que así es el protocolo para el cambio de mando y que así lo hicieron otros presidentes desde 1983.
Desde el macrismo se sostiene que el porteño será "presidente desde la cero hora del jueves 10", y que por tanto le corresponde a él organizar la ceremonia.
Pero el todavía oficialismo apunta que Cristina Fernández será quien gobierne hasta que Macri jure ante el Congreso, y presentó un documento del escribano de la Nación donde señala la hora de comienzo de gestión de Macri.
Además quiere que el líder de Cambiemos reciba los atributos presidenciales en la sede del poder legislativo, igual que lo hicieron Néstor Kirchner y Cristina Fernández en sus tres periodos de gobierno (también asumió en el Congreso el expresidente Eduardo Duhalde, que había sido elegido por el legislativo en 2002 tras la grave crisis política y económica de ese tiempo).
"El 10/12 no es su fiesta de cumpleaños sino el día que asume como Presidente de todos los argentinos", dijo la presidenta sobre la postura de Macri.
"La autoridad, no su imagen, no se logra en una ceremonia de trasmisión de mando y mucho menos gritándole a una mujer por teléfono… Una mujer que además de estar sola quiere entregar el mando a quien ha tenido el honor de ser elegido presidente de todos los argentinos", agregó.
Macri había acusado a Fernández de entorpecer la transición y de salir "por la puerta chica" como presidenta de Argentina, además de asegurar que la única reunión que tuvo con ella desde que fue elegido presidente "no valió la pena".
Al momento en que se publicó esta nota, todavía no se sabe dónde será finalmente la ceremonia del traspaso de poder. Y si Cristina Fernández le entregará finalmente el bastón y la banda a Mauricio Macri. Ni si estará o no presente en el evento.
Aunque gran parte de Argentina espera ver la imagen de ambos presidentes el día 10, el mandatario electo dejó claro que quiere que esta fotografía se tome en el Salón Blanco de la Casa Rosada.
Y dijo que "si la presidente no quiere entregar los atributos, lo hará la Corte Suprema".
Un orfebre en problemas
En mitad de esta contienda presidencial está un hombre que nunca pudo imaginar verse metido en semejante lío.
Se trata del orfebre Juan Carlos Pallarols, que desde el regreso a la democracia con Raúl Alfonsín en 1983 lleva confeccionando los bastones de mando que se entregan a los presidentes en el traspaso de poder.
Elaboró los dos de Cristina Fernández y ahora el de Mauricio Macri, pero aún no sabe a quién se lo va a entregar.
"Me parece un juego de adolescentes, me pone triste porque esto no es serio", le dice Pallarols a BBC Mundo.
"El bastón nadie me lo ha pagado ni me lo ha encargado, lo hago por tradición cada cuatro años. ¿Qué hago? ¿Lo llevo a un lado, lo llevo a otro? No puedo dejarlo en la mesa de entrada de cualquier lugar, no estoy entregando una pizza. Estoy esperando una respuesta", asegura.
"Me da igual entregárselo a Macri, a la Corte Suprema o a Cristina Kirchner, no soy yo quien decide. Pero si ninguno de los dos se pone de acuerdo lo llevaré a la Virgen de Luján".
Pallarols asegura además que desde la Casa Rosada amenazaron a una empleada suya para que entregue el bastón al equipo de la presidenta, algo negado desde la actual Presidencia.
Si la situación no fuera ya lo suficientemente complicada, aparecieron otros dos orfebres que dicen haber confeccionado otros bastones de mando –uno de ellos el propio hijo de Juan Carlos Pallarols, lo que generó una discusión en el seno de la familia-.
Hasta en dibujos animados
El nivel de discusión en ámbitos políticos y mediáticos ha sido tal, que hasta un personaje de dibujos animados se ha visto envuelto en la polémica.
Se trata del niño Zamba, del canal infantil público Pakapaka, a menudo alabado por el oficialismo, que lo contrapone a personajes de animación estadounidenses como Micky Mouse o el Pato Donald.
En uno de sus programas, en el que Zamba recorre la Casa Rosada junto a sus compañeros de escuela, se escucha a la maestra decir: "Y éste es el Salón Blanco, que es el lugar donde se le otorga la banda y el bastón a los presidentes".
Y así, el personaje pasó de ser ícono kirchnerista a fuente de todo tipo de bromas desde los simpatizantes de Macri.
Otra prueba de que ésta es probablemente la transición de poder más surrealista que se recuerda en la historia democrática del país.